2016, El tiempo apremia

2016, El tiempo apremia

Por Camilo Ernesto Olivera

Casi a punto de concluir el mes de enero de 2016, es posible establecer algunas consideraciones que permitan entrever las dinámicas a desarrollarse en el presente año. Son analizables posibles acciones que el régimen cubano asumiría, y que tendrán fuerte incidencia en el país durante este periodo.

Aunque el régimen aparenta una serenidad propia de quien posee todas las respuestas, la manera de comportarse apunta a otra dirección. De antemano busca posibilidades de sobrevivir más allá de la generación que le dio vida al poder absoluto, pero frente a la crisis del sistema parece no tener una respuesta clara, o una dirección  hacia donde se dirige para enrumbar la nave.

En el diseño de futuro del castroraulismo, las relaciones con Estados Unidos constituyen un punto esencial, dada la anemia financiera y tecnológica del país. Ganará todo lo posible con la administración Obama, para que resulte difícil al próximo gobierno norteamericano echar atrás lo establecido por los demócratas. En cuanto a transformaciones, está dispuesto a recibir lo máximo –en lo económico-, para conceder lo mínimo en cambios esenciales.

Teniendo en cuenta esa estrategia, y revisando lo alcanzado, se puede concluir que los logros no honran las expectativas que levanto el proceso de normalización entre ambos países.

El gobierno norteamericano, a partir del 17 D, parece priorizar los vínculos económicos con la isla tratando de alcanzar el posible mercado cubano, pero la difícil situación de los derechos humanos seguirá presente en la realidad de la nación caribeña. En el primer aniversario del 17 D, Raúl Castro declaró: ¨Nadie debe pretender que Cuba, para normalizar las relaciones con Estados Unidos, abandone la causa de la independencia…¨  En el lenguaje críptico del gobierno, este abandono equivale a cambios en la situación de los derechos humanos. No es la primera vez que el máximo jerarca realiza declaraciones de esta índole y eso es lo significativo. ¿Quién puede estar realizando reclamos en esa dirección? Los comisionados estadounidenses.

Todo apunta a que, en el marco de las negociaciones, la contraparte norteamericana debe estar solicitando diplomáticamente avances en esa dirección. ¿Por qué? La defensa de los cambios en la política norteamericana respecto a la isla, frente a un congreso de mayoría republicana, gira en torno a los derechos humanos. Pero ante el tema, el régimen cubano reacciona de la misma manera que cuando se menciona la soga en casa del ahorcado.

En diciembre pasado, el Congreso norteamericano aprobó fondos para concebir un nuevo local en la Embajada norteña de La Habana donde se manejara información y comunicación clasificadas.  Estipuló que el personal clave de la sede diplomática  debe ser estadounidense y las plazas ocupadas por cubanos serán informadas al Congreso para evaluar la continuidad de las mismas. A su vez, se otorgaron cinco millones de dólares para reparaciones  y compra de nuevos equipos para la Junta de Gobernadores de Radiodifusión (BBG) entidad encargada de Radio y TV Martí. Por otra parte, en enero, el presidente Obama solicitó al Legislativo levantar el embargo, pero hasta ahora ese reclamo no ha tenido mucha receptividad.

Lo anterior nos permite señalar que el avance de las relaciones Cuba-Estados Unidos durante el presente año se ralentiza. Las medidas ejecutivas de Obama sobre la isla, llegaron al límite. Ahora este asunto, se decide más en el Congreso que en La Casa Blanca, lo que apunta a que debe seguir el pulso, dentro de ese órgano legislativo, entre los sectores a favor  y en contra de la política del presidente dejando al final muy pocos resultados. Será la siguiente administración estadounidense quien imprima o no, acciones de más largo alcance en el tema. En este impase tanto el gobierno cubano como los demócratas, intentaran avanzar con el objetivo de alcanzar algún resultado que resulte difícil de cambiar por el próximo gobierno norteamericano. El tema de los derechos humanos, aunque algunos pretenden desconocerlo o ubicarlo en un segundo plano, seguirá gravitando en las relaciones del gobierno cubano, será el acápite por el cual se medirá el accionar  del régimen.

Ampliamente publicitado por el gobierno cubano, el proyecto del Mariel (ZEDEM) es otra de las apuestas económicas del régimen. Resulta necesario apuntar que la misma se ha concebido tomando en cuenta la posibilidad de levantarse el embargo. La normalización de las  relaciones con Estados Unidos incide de modo específico en ese proyecto. Tomando en cuenta la lentitud del mencionado proceso bilateral, resulta muy poco probable que durante el presente año se vislumbre avances y la ZEDEM  tenga verdadero impacto sobre la realidad de la nación. Es necesario tomar la misma con reservas. La lista de rubros que resultarían milagrosos en la economía es demasiado larga y va desde el azúcar, el café, la ganadería, el turismo hasta la moringa.

El régimen se ha visto en la necesidad de reconocer ¨que se han generado afectaciones¨ en los vínculos con la República de Venezuela. Según Barclays, ¨Cuba ha recibido alrededor de 55 000 barriles diarios desde septiembre de 2014, casi la mitad de lo que recibió en el 2012¨. El reciente triunfo de la oposición en la vecina república, anuncia serias dificultades en la realidad cubana. Tomando en cuenta las facilidades de pago de hasta 25 años, y el uso del trabajo de los profesionales como moneda a cambio del combustible, en el año en curso deben resultar visibles las afectaciones producto del cambio. De alcanzar la oposición el gobierno en Caracas, los vínculos con la dictadura cubana deben reducirse casi a cero. El avance de la oposición venezolana, sin obviar en el análisis las diferencias entre Cuba y aquella nación, resulta un aliento para las fuerzas democráticas dentro de la isla del Caribe.

La victoria de Mauricio Macri en Argentina, ha puesto punto final al repunte del populismo peronista en Argentina y finalizo el “periodo Kirchner”. Sumando esto, al posible avance de la oposición venezolana, se perfila un futuro en que Raúl Castro tendrá que desempeñarse en un escenario latinoamericano menos complaciente con las políticas totalitarias. Si a ello se agrega la posibilidad de una victoria republicana en Estados Unidos, podemos estar en presencia del cierre de todo un ciclo donde el populismo y la autocracia beneficiaron la existencia del régimen cubano. De ser así, se escucharán declaraciones más críticas sobre el sistema cubano y es posible también vislumbrar vínculos mayores de los gobiernos, que resulten de este repunte democrático en el área, con la oposición cubana.

 

El año 2015 terminó con unas alentadoras cifras brindadas en las sesiones de la Asamblea Nacional, pero como de costumbre la realidad del cubano no coincide con esos números. Según los estimados oficiales el PIB creció un 4 % para señalar  que esto ocurre gracias  ¨a los anticipos de liquidez, las contrataciones anticipadas de los créditos y su ejecución, y la tendencia a la baja de los precios de las importaciones¨. El 25 % del PIB,  fue aportado por la exportación de servicios sociales, o sea, el cobro por las misiones de personal cubano especializado en varios países. Esto indica la importancia de este sector en ese crecimiento, pero el saldo no resulta efectivo como un motor que dinamice la economía. Es sintomático que a pesar del mencionado crecimiento del 4%, el año comienza con un incremento de la inflación, visible en el aumento de los precios de ciertos productos. La carne de puerco, de 35 pesos la libra, en estos momentos se encuentra en 40 y 45. La libra de malanga, que hace un tiempo atrás costaba 5 pesos hoy vale 15 pesos. Una libra de boniato, antes el precio estaba en 2 pesos, en el presente son necesarios 5 pesos para adquirir  el mismo producto. Esa espiral inflacionaria en la microeconomía, no concuerda con un supuesto crecimiento tan destacado en la macroeconomía.

Para el año en curso el régimen ha previsto un crecimiento del 2 % lo cual puede estar señalando el escenario menos favorable a partir del triunfo de la oposición venezolana. Cualquier pronóstico debe contar con las dificultades en el abastecimiento del combustible y esto necesariamente afecta toda la economía.

A pesar de la promesa de establecer la unificación monetaria en el segundo semestre del 2015, el año ha concluido sin dicha medida. La demora en tomar una decisión, necesaria para dar pasos decisivos en la economía, señala la preocupación por el costo social de la misma. Esta unificación debe afectar a un sector de la población, los que poseen cuentas de ahorro. Está más que claro que aumentará el descontento y la insatisfacción presente en la mayoría de los cubanos. Muchos piensan, de manera cándida,  que debe contribuir en la rebaja de los precios lo cual es incierto. Mientras persistan la baja producción, los ínfimos salarios y los precios al alza, el bolsillo del cubano continuará en la misma penuria.

El prometido mercado mayorista sigue sin implementarse, aunque el zar de la economía Marino Murillo reconoció que resulta una necesidad. Tampoco, de existir el mismo, se  pueden abrigar grandes esperanzas. En una intervención anterior en la Asamblea Nacional del Poder Popular, Murillo dejó en claro cuáles son los propósitos del castrato. Las cooperativas y empresas estatales, tanto agropecuarias como no agropecuarias, tendrán prioridad en el acceso a dicho mercado. Los trabajadores por cuenta propia, tendrán una carga tributaria mayor que las cooperativas porque se supone obtienen ganancias mayores. Por lo tanto, los cubanos emprendedores seguirán sufriendo la extorción del régimen sin ningún tipo de amparo.

Es posible que, en el año en curso, logremos saber cuál pócima se le brindará al país bajo el acápite de nueva ley electoral. Debe coincidir la puesta en vigor de la misma con la restitución del Capitolio a sus funciones de Palacio Legislativo. Para comentar algo al respecto, resulta necesario saber cuáles serán las novedades pero de antemano se puede apuntar que no tendrán gran  significado, dado el interés del raulismo en aparentar cambios sin afectar la esencial dictatorial del sistema.

En el ámbito de la cultura, el año 2015 heredo una polémica digna de tener en cuenta. El ICAIC a pesar de ser un organismo surgido con el régimen, en ciertos momentos ha resultado contestatario al sistema a diferencia de la adocenada UNEAC. El vínculo gremial, ha contribuido a estas posiciones de rebeldía de los cineastas. Fueron capaces de evitar la desaparición de la entidad en 1991, enfrentándose al entonces poderoso funcionario ideológico del Partido Carlos Aldana y, por extensión, a Fidel Castro. La actual discusión en torno a una Ley de Cine, y la censura administrativa y política ejecutada por el Consejo de las Artes Escénicas en contra de Juan Carlos Cremata, señalan el tipo de fermento existente en las parcelas de la intelectualidad oficialista. Ambos hechos, han puesto el dedo en la llaga, porque apuntan a la necesidad de la libertad económica y de expresión en los medios de comunicación, aunque no se enuncie de esta manera. Buena parte de la creación audiovisual ocurre fuera del ICAIC, y las obras que surgen dentro de la institución padecen el ukase de la censura. Si el gobierno todavía no propicia el terreno a una de ley para el cine, es porque si reconoce las libertades el barco comienza a hacer aguas. De todas maneras, este año debemos saber cuál será la respuesta del régimen a tan delicado tema, lo cual tendrá repercusión en toda la sociedad cubana.

Ha comenzado un año difícil, donde se debe acrecentar el descontento de los cubanos. En el transcurso del mismo las pocas ilusiones de algunos, respecto a las reformas anunciadas por Raúl Castro, terminaran por desvanecerse. El último señuelo del régimen fue el impacto inicial del 17 D, y en la medida en que  este no se traduce en verdaderos cambios la desilusión aumenta. A pesar del optimismo oficialista, en la economía la realidad apunta a mayores dificultades. Pero no debemos pasar por alto aquella máxima romana de pan y circo como fórmula de gobierno. El actual Castro resulta un líder opaco, en comparación con el hermano mayor que durante mucho tiempo funcionó como encantador de las masas y sus kilométricos discursos, como decían algunos, si no convencían entonces confundían mientras el circo estaba garantizado por el pan subvencionado por la URSS y luego por Venezuela.

Frente a una realidad siempre difícil, la ecuación de gobierno cubano comienza a funcionar sin pan y sin circo. Ello resulta muy peligroso para una elite que se encuentra bien distante de los sufrimientos del país. En un nuevo año, la dictadura esta parapetada sobre un polvorín de descontento social, que puede explotar en cualquier momento y sepultarla. Esta explosión, y sus consecuencias, pueden ser evitadas. Sin respuestas efectivas frente a la crisis el tiempo apremia.