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foto Claudio Fuentes

Foto Claudio Fuentes

La realidad cubana se degrada y uno se pregunta si existe un límite. Década tras década, las esperanzas y el optimismo renacen para enseguida desvanecerse, en un ciclo que parece no tener fin. ¿Por qué no logramos el fin del régimen?

El castrismo es sin dudas astuto para retener el poder, pero desastroso en proporcionar condiciones básicas en la vida de los cubanos. Ha sabido exacerbar y manejar todo tipo de sentimientos, algunos muy bajos, para maniobrar y sortear el descalabro. Buscar alianzas y explotarlas, sobreviviendo en momentos de profundas crisis.

Las fuerzas democráticas, no se han rendido pero tampoco hemos tenido un camino coherente y efectivo para lograr la tan deseada libertad.

Intringulis de un status quo

Durante este largo período la dinámica cubana se ha viciado y enquistado. Individuos y grupos que dicen desear la libertad, han terminado convirtiendo la causa en un modo de vida. La falta de interés y compromiso real con la libertad de nuestra Isla, por parte de las democracias occidentales, continúa jugando en contra nuestra. La Doctrina Reagan, enfocada en no aceptar la convivencia con sistemas totalitarios como norma, fue solo un breve paréntesis en una larga historia plagada de conformismo y tolerancia con el mal.

Las democracias amagan con apoyar la libertad de pueblos sometidos, pero el intento ha terminado en instituciones burocráticas que, además de imponer sus propias agendas a los grupos que deben ayudar, consumen casi en su totalidad, los presupuestos destinados a los mismos. Este nefasto acomodo contribuye a que millones de seres humanos, no tengan la menor oportunidad o esperanza para dar fin a los regímenes oprobiosos que los someten.

En el caso cubano la historia de indecisiones, estrategias a medias, debilidades y complicidad por parte de las naciones democráticas, es larga. Comenzó desde el mismo 1959 y permanece vigente.

A partir del fin del comunismo en Europa del Este, se asumió que con el tiempo el castrismo se iría erosionando y finalmente se desvanecería. La realidad ha sido otra: el totalitarismo ha sabido mutar para sobrevivir, y en su camino ha creando y sumado nuevos aliados, enemigos por naturaleza de los Estados Unidos.

La política exterior de los EEUU sigue teniendo como uno de sus paradigmas la oscilación entre dos alternativas: la Contención y la Détente (contención y distensión). Washington sostiene esa fantasía aunque la historia muestra que ningún régimen despótico se mantiene en sus predios sin intentar reclutar nuevos espacios y aliados.

¿Qué forma ha tomado esa política Contención-Détente en el caso cubano? Han sido dos las versiones aplicadas por demócratas y republicanos:

1) La versión republicana consiste en ejercer más presiones sobre el régimen, esencialmente mediante sanciones económicas, que aunque dificultan y ralentizan los planes de la dictadura, no logran por sí solas el fin de la misma, por lo que son una condición necesaria pero no suficiente. Nunca se ha contemplado un apoyo serio a una fuerza política en el interior de la Isla, que tenga la capacidad de remontar al castrismo. Durante la administración de Donald Trump, fue evidente que esa falta de estrategia, o planes incompletos, vinieron precisamente de los legisladores cubano-americanos, ya sea por desconocimiento real del terreno, por falta de voluntad política, o una mezcla de ambas.

Sin embargo, aún siendo una política fallida, los legisladores lograron ganar un capital político mostrando un discurso inflexible contra el castrismo. Este sector ha escogido siempre a ciertos actores del ámbito opositor en el exterior, para darles su respaldo político, lo cual ha facilitado en ciertos círculos la obtención de recursos, presupuestos y colaboración con instituciones y ONG. Los opositores en el interior de la Isla asociados a estos actores quedan generalmente supeditados a las agendas de estos, para no decir completamente maniatados. Es muy importante señalar, que la tendencia de la mayoría de las instituciones y ONG tienen una marcada posición liberal.

2) La versión demócrata, ofrece la visión de que mediante una política de “engagement” o compromiso, se logrará penetrar y doblegar al castrismo o al neocastrismo con el tiempo. Afirma que las políticas de mano dura no dan resultado y esto a pesar de que en casos anteriores, como durante el período de Jimmy Carter (1977-1981) haya quedado demostrado que constituyen un auténtico fracaso.

Sin embargo, la administración de Barack Obama (2009-2017) continuó esta lógica que a su vez tiene dos vías, ambas con elementos que proporcionan jugosos dividendos tanto en lo político como en lo económico.

En la primera de estas vertientes, un grupo de individuos sin escrúpulos, participan o fundan negocios con los que lucran sacando provecho de la desgracia del cubano. No cabe dudas de que este grupo de testaferros ha estado y está completamente penetrado por el régimen. Se trata de una vertiente que estimula el clientelismo político, la corrupción y la complicidad con La Habana.

La otra vertiente implica la colaboración con múltiples instituciones burocráticas (privadas o no) cuyos discursos abogan por la defensa de los derechos humanos del pueblo cubano, pero que en general están marcadas por las agendas globales de la izquierda, en particular, las políticas de minorías o identidad grupal. Estas instituciones tienen como peldaño inmediato la enorme y poderosa red de ONG que lucran con el tema cubano, y por esta razón se atienen a sus agendas. Una impresionante cantidad de recursos se destinan a salarios, alquiler de oficinas, boletos de viajes, hoteles, viáticos, talleres, y mucho “bla bla blá”, en el exterior. Después de este peldaño, casi como pretexto, y dejados en un segundo plano, se encuentran los activistas y opositores de la Isla, quienes reciben poquísimos recursos para llevar adelante su trabajo. El activismo de ellos depende exclusivamente de estas ONG y de la promoción que quieran hacerles.

La situación de la oposición dentro de la Isla es muy precaria, debido al abandono y la carencia de apoyo. Muchos grupos se han dispersado, roto y sus miembros han tenido que abandonar el país por sus propios medios. La situación de los presos políticos y sus familias no es muy diferente. Siguiendo su vieja costumbre, el régimen los mantiene como posible moneda de canje. Las figuras políticas con mayor visibilidad y apoyo, se escogen y se promueven desde el exterior.

Las tribunas mediáticas

Otro elemento de esta compleja cartografía es la prensa. Muchos medios reciben presupuestos por parte de las instituciones mencionadas. Es la razón por lo que sus líneas editoriales responden a sus donantes.

En esta estructura existe, por supuesto, una gran promiscuidad ideológica. Se le echa mano al individuo o proyecto de marras para mantener en vilo al auditorio. Priman las falsas expectativas, así como la ausencia de pensamiento crítico y debate democrático. Casi todos repiten sin cesar que el castrismo ya está sollozando y muerto de miedo. El periodismo profesional ha ido perdiendo terreno, mientras el protagonismo se lo llevan las efectistas redes sociales.

Muchos youtubers y llamados influencers ganaron visibilidad con la administración anterior, en general alineados con la agenda de Cuba Decide y adquiriendo un estatus per secula seculorum. Aunque han sido una herramienta para la denuncia, las direcciones escogidas por ellos se han torcido, debido a la búsqueda constante de audiencia. En su modus operandi prevalece el ataque virulento, la difamación, la manipulación, el bullying, la grosería contra todo el que se les oponga o discrepe. A esto suman como norma las constantes falsas expectativas y la mentira.

¿Y de Cuba, qué?

El castrismo vive uno de sus peores momentos. La crisis actual es profunda. Priman una marcada descapitalización de toda la economía y una ausencia de liderazgo en sus propias filas. El Poder intenta revivir viejas alianzas, pero no logra recibir el impulso necesario que frene el estado cataléptico del país. En estas condiciones ha adoptado las políticas de identidad grupal o minoritarias (racial, LGBTIQA+, feminista, ambientalista, etc) como fórmula para acercarse a la nueva izquierda y legitimarse como revolucionarios de nuevo tipo.

Dos bloques principales conforman la estructura del Poder. Por una parte, la familia Castro y su corte y, por otra, los que tratan con el pueblo y dan la cara. Los del primer bloque se ocupan de facturar en grande: relaciones con empresas extranjeras, testaferros colocados en puestos clave en todo el mundo, etc. El otro bloque, el que da la cara, vive del clientelismo y la corrupción, sacando pequeños beneficios según sus posibilidades y sus márgenes de maniobras.

La supervivencia del régimen radica en su aparato represivo y de control. Ya el elemento ideológico no tiene prácticamente peso, a pesar de que el adoctrinamiento y el miedo infundido siguen siendo razones para el control del pueblo.

No se puede dejar de mencionar el uso efectivo que hace el totalitarismo, de la amenaza y éxodo migratorio contra los EEUU. Logrando siempre obtener importantes concesiones de los norteamericanos.

La problemática cubana abarca toda la diáspora, en especial al sur de la Florida. Miami es un territorio de pulseo entre dos grupo de intereses: los promotores del “engagement” y los que pujan por la “mano dura”. Los puntos en común: el activismo en la Isla no es el foco principal, ambos están penetrados por el “hombre nuevo díscolo”, variante anticastrista del hombre nuevo. ¿El perdedor?: el exilio tal y cómo se había mantenido durante las últimas cinco décadas y, por supuesto, el pueblo de Cuba que seguirá esperando y, como siempre, quedará en un segundo plano.

La dinámica descrita se ha convertido en un fuerte obstáculo para lograr la libertad de la Isla. Sin un golpe de timón, seco y certero, seguiremos navegando sin rumbo.

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Oposición, cumbres y carencias.Una breve cronología https://www.estadodesats.com/oposicion-cumbres-y-carencias-una-breve-cronologia/ Sun, 05 Jun 2022 00:00:11 +0000 https://www.estadodesats.com/?p=64095 ...Leer más]]> Por: Antonio G. Rodiles


Lo que acontezca en la próxima Cumbre de las Américas en relación a Cuba, será un indicador de cómo se ha desarrollado el escenario político en torno a la Isla desde el año 2015 al
presente.
El conflicto cubano está marcado por la relación con los Estados Unidos, no solo para el régimen sino también para todo el pueblo cubano. La inmensa diáspora, la pobreza en la Isla, el control y la impunidad del régimen, el poder de Norteamérica y su cercanía, marcan pauta en nuestro futuro.
Unos meses después del anuncio del 17 de diciembre de 2014, Raúl Castro asistía con bombos y platillos a la cumbre de Panamá, en pleno proceso de restablecimiento de las
relaciones con los EU. Los políticos y la prensa, seguían con ansiedad la reunión que tendría lugar entre Barack Obama y Castro.
El régimen desembarcó con un amplio grupo de acólitos como supuestos representantes de la sociedad civil. La misión era enfrentar, con actos de repudio incluidos, al nutrido grupo de la
sociedad civil, la oposición y representantes del exilio.
El tema Cuba fue centro del evento, y si bien los afines a la línea de Obama fueron quienes tuvieron más espacio y protagonismo, quienes se oponían pudieron realizar sus eventos. En mi caso no puede asistir. Debido a mi rechazo al llamado deshielo, el régimen me había prohibido viajar desde el mes enero, impidiendo mi participación en varios foros y presentaciones.
En el transcurso de la administración Trump, con la política hacia Cuba de la mano de los legisladores Marco Rubio y Mario Díaz-Balart, las sanciones se hicieron más efectivas, pero el desamparo de la oposición interna fue escandaloso. El foco se dirigió al exterior, en particular al proyecto Cuba Decide. Y en el caso de la Isla o a los seguidores de la agenda globalista, estos últimos respaldados por diversas ONG’s.
En la cumbre de 2018 la situación fue algo distinta. El presidente Trump no asistió. Tampoco Raúl Castro. El régimen envió otro grupo de choque, menos nutrido, mientras las filas de la sociedad civil y la oposición interna estuvieron notablemente diezmadas.
Los que logramos llegar a la cumbre encontramos que no existía agenda de encuentros con políticos, ni con medios de prensa, a pesar de tener una declaración de un amplio grupo de organizaciones al interior de la Isla, en la que especialmente abogábamos por la libertad de los presos políticos.
En el evento y en referencia a Cuba, toda la visibilidad recayó en el proyecto Cuba Decide y en su figura principal, quien fuera incluso la única invitada a un encuentro privado con el vice
presidente de EU Mike Pence. En contraste, Pence sostuvo una reunión con varios opositores venezolanos representantes de diferentes tendencias.
En una reunión privada con el senador Marco Rubio, le manifesté el daño que estaba provocando el intentar que preponderara solo un proyecto y su figura. Las consecuencias del abandono ya eran visibles.
El amplio conglomerado de ONG’s que radican en el exterior y que orbitan y viven del tema Cuba, estaban en función de apoyar a Cuba Decide o a los grupos relacionados con las
agendas globalistas o de políticas de identidad, es decir: LGBTIQA+, género, racial, ambientalista, etc.
Lo ocurrido en Lima, Perú, era el inicio de una situación que se agudizaría. Múltiples grupos fueron quedando sin apoyo y decenas de activistas optaron por salir del país ante las
permanentes presiones y acoso por parte de la Seguridad del Estado.
Dada la caída en el activismo político, se ponen los reflectores en incipientes grupos de la sociedad civil, como fue el caso de San Isidro. El trabajo del grupo estaba inicialmente
enfocado en el rechazo al “nuevo decreto ley 349” que afincaba la censura en el arte, un refrito represivo nada novedoso. Es importante señalar que este grupo desde sus inicios no ocultó su ferviente apoyo a la agenda de la izquierda globalista en cuestiones ligadas a la ideología de identidades grupales.
Se pusieron de moda las campañas, convocatorias, una detrás de otra, siempre creando grandes expectativas que terminaban diluidas. Un discurso de una supuesta inminente caída del castrismo, ha servido para exacerbar y manipular múltiples emociones.
Resulta preocupante y lamentable que diversos grupos y activistas, dada la precariedad de sus vidas en la Isla, terminen aceptando agendas de muchas ONG’s radicadas en el exterior y desconectadas de nuestra realidad. A su vez, muchos medios de comunicación y portales, relacionados con estas ONG’s, hacen especial énfasis en la labor de estos grupos específicos, ignorando u omitiendo muchas veces el activismo y las visiones de otros.
A finales de 2019 la crisis económica en la Isla se agudiza. El castrismo lanza su nuevo eufemismo, “la coyuntura”. El combustible y los alimentos escasean, los años 90’s regresan a lo cotidiano.
Ocurre la huelga del grupo San Isidro y de inmediato la protesta frente al llamado Ministerio de Cultura, que termina en una plática con los voceros del régimen.
En marzo de 2020 irrumpe en la escena el coronavirus. La crisis se incrementa, el llamado reordenamiento del régimen entra en vigor, la inflación se dispara y la arremetida contra el
mercado negro es noticia cada día en horario estelar de la televisión.
Llega Joe Biden a la Casa Blanca y la pregunta es, si volverá o no a la política de Obama.
Luego de 16 meses de encierro, hambre, apagones y el insoportable calor del verano, los cubanos estallan el 11 de julio (11J) en las mayores protestas desde que surgimos como
República . El régimen arremete con violencia y usa una vez más la receta del escarmiento.
Se organizan protestas en el exterior, se lazan promesas de apoyo al pueblo pero con el transcurso de las semanas y meses todo queda en discursos encendidos a pecho inflado. El castrismo implementa juicios sumarios y condenas contra decenas de manifestantes, desde meses o a pocos años en algunos casos, pero rápidamente entiende que es posible aplicar largas y crueles condenas y usar nuevamente a los presos políticos como rehenes. El acoso y hostigamiento a los familiares de los condenados se ha vuelto norma.
Las denuncias desde el exterior proporcionan cierta visibilidad, pero la obligada y fundamental presión interna esta ausente, dada la debilidad de la sociedad civil y la oposición.
No faltan los discursos incendiarios y las exhortaciones a nuevas protestas de quienes, desde terreno seguro, viven o sacan provecho del tema cubano. Para estos individuos resulta hasta redituable que más cubanos caigan en la máquina trituradora del castrismo.
Llega el 15 de noviembre (15N) con una convocatoria que de antemano era fallida. Una ingenuidad escandalosa que despertó la sospechas de algunos que incluso tomaron el
llamado como una jugada del régimen. Muchos medios de prensa nuevamente abandonaron el sentido común, la experiencia y la historia quedaron a un lado, para mantener semanas de noticias, tensiones y expectativas. El actuar de los principales promotores mostró una inconsistencia que el régimen aprovechó para intentar, una vez más, desacreditar a toda la oposición.
La salida del país de los nuevos activistas era predecible. El castrismo siempre había aplicado esta estrategia pero dada la indefensión actual, el proceso se aceleró más de lo esperado.
Para repetir la receta del año 94 faltaba el éxodo masivo. Con Ortega en Nicaragua y López Obrador en México no se necesitaba mucha genialidad para ponerla en práctica. Resultó un negocio redondo, un juego de ganar ganar. Pago por pasaportes, boletos de 4000 usd de la Habana a Managua, pagos a coyotes, de salvoconducto para atravesar Honduras y Mexico, extorsiones a policías y finalmente nuevos emisores de remesas para familiares en la Isla. La cifra se disparó y las alarmas se encendieron en DC.
Se reanudaron las conversaciones migratorias. Aparece López Obrador como mediador y después de una visita a La Habana, la administración Biden anuncia un nuevo paquete de
medidas.
López Obrador reclama la participación del castrismo en la cumbre y manifiesta que no asistirá en caso de que este último sea excluido. Otros países aliados y amigos del se suman al boicot.
Se realiza en mayo la cumbre del ALBA en La Habana y el castrismo busca mostrar aquel argumento que la administración Obama usara como justificación para el deshielo: el cambio es necesario porque EU se ha quedado solo en la región en su política hacia Cuba.
Durante los últimos meses no han faltado quienes, desde Miami, llaman una vez más a un supuesto “paro general”. Convocatoria que raya en lo fantasioso pues para esto no existe ni la estructura, ni la logística. Según los promotores, la oposición se está reorganizado y va camino a un proceso de transición que tendrá como brújula las políticas enviadas desde el sur de la Florida.
En este escenario se realiza la nueva Cumbre de Las Américas en Los Angeles, California. No es sorpresa que la reducida oposición interna no haya sido invitada al evento, pero si lanza una alarma sobre la realidad que estamos viviendo.
Tampoco será sorpresa que varios grupos e individuos se declaren representantes o que hablen a nombre del pueblo cubano, aún cuando ese pueblo no les ha otorgado ese mandato, y solo representen sus agendas o intereses muy particulares.
Urge un cambio drástico en la problemática cubana. No funciona una política de regalías, al estilo del deshielo de Obama, pero tampoco la de la olla de presión, promovida por Rubio/Díaz-Balart. La primera pone alfombra roja al neocastrismo, la segunda le obstaculiza el camino de la mutación pero muestra irresponsabilidad y hasta crueldad al tensar la situación y abandonar a la oposición y al pueblo en general, a nuestra suerte. Ambas convergen en el mismo efecto: alejarnos de la libertad.
La falta de estrategia y compromiso, el obviar a los actores y fuerzas internas de la Isla, la falta de profesionalidad, hacer de la problemática cubana una forma de vida, llevar el protagonismo al exterior, la sustitución de la política por el espectáculo (incluso llegando al desparpajo), el intentar que hacia el interior de la Isla preponderen solo un grupo actores escogidos, confundir el mundo virtual con el real: son algunos de nuestros lastres actuales.
El castrismo vive un momento fatal, se muestra visiblemente cansado. Cifra astronómica de presos políticos, bancarrota económica, falta de liderazgo en sus filas, la vieja élite desaparece y el pueblo está harto de tanto desastre. No obstante, la precaria situación de la oposición sigue dejándole brecha a la posible mutación del régimen. Se sigue dejando espacio para que el neocastrismo encuentre su asidero.
No nos autoengañemos, a estas alturas es fácil identificar que nuestras incapacidades han sido arma importante del sistema. Vernos a la cara, discutir con seriedad y realismo aciertos y desaciertos, es un paso obligado en el camino hacia la libertad.
La solución no está en agendas externas, ni en organizaciones internacionales que han probado su ineficiencia. La solución tiene como obligado epicentro a la Isla, con sus fuerzas genuinas y espontáneas, que buscan librar a los cubanos de un sistema que atenta contra la naturaleza humana.
Dar fin al totalitarismo nos obliga a concebir una nueva nación, cargada de sueños pero sin demagogias y estridencias. Una Cuba basada en nuestra historia, valores y principios republicanos , como la visionaron nuestros padres fundadores, donde pongamos las mejores experiencias y hallazgos de nuestro tiempo

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Así han fallado Sánchez y Occidente a los cubanos que ansían la libertad https://www.estadodesats.com/asi-han-fallado-sanchez-y-occidente-a-los-cubanos-que-ansian-la-libertad/ Sun, 17 Oct 2021 19:12:38 +0000 https://www.estadodesats.com/?p=63975 ...Leer más]]> PERMISIBILIDAD Y CONTUBERNIO DE ESPAÑA CON EL CASTRISMO (La Gaceta de la Iberosfera)

Por Antonio Rodiles y Luis Leonel León

Cuba sigue siendo noticia a ambos lados del Atlántico. No suelen ser las noticias que los cubanos, desde hace varias décadas, necesitan. Pero el régimen neocastrista, pícaro y recostado en el manejo del olvido político y la indolencia mediática, de cualquier modo, no ha logrado borrar a la isla del no pocas veces mal leído mapa geopolítico. 

Hace unos días, desde Washington D.C., un grupo de senadores demócratas criticaron la cada vez más vergonzante y peligrosa política del Gobierno socialista español de Pedro Sánchez respecto al régimen de La Habana, entre ellos Bob Menéndez (Demócrata por New Jersey). Sucedió en una audiencia para estudiar la nominación de Julissa Reynoso (Jefa de Gabinete de la Primera dama y Copresidenta del Consejo de Política de Género de la Casa Blanca) como nueva embajadora de Estados Unidos ante España y Andorra, según reportó la agencia Efe. https://gaceta.es/actualidad/eeuu-acusa-a-sanchez-de-actuar-fuera-de-la-democracia-y-contra-los-ddhh-en-sus-relaciones-con-regimenes-totalitarios-en-iberoamerica-20211007-1108/embed/#?secret=8jChhhxKlM

Chris Murphy (Demócrata por Connecticut) «se mostró especialmente molesto por la negativa del Ejecutivo de Sánchez de firmar la declaración de Estados Unidos contra el Gobierno de Cuba durante las protestas de julio en la isla; mientras que Tim Kaine, también demócrata, indagó sobre el rol que España debe cumplir con América Latina», divulgó la agencia internacional con sede en Madrid. 

«Estoy profundamente preocupado de que España adopte puntos de vista que están fuera de la democracia y las disposiciones en derechos humanos que uno esperaría ver en un aliado de la OTAN», afirmó Menéndez, y denunció que «parecería que los españoles se preocupan más por sus hoteles e inversiones (en Cuba) que por la democracia y los derechos humanos».

Según la Oficina Económica y Comercial de España en La Habana: «En el acumulado enero–mayo de 2021 España representa el 45% de las exportaciones totales de la Unión Europea a Cuba, consolidando su posición como exportador líder en valor dentro de la Unión Europea».

Menéndez aseveró que «los españoles no han sido particularmente de ayuda, en concreto en el Hemisferio Occidental» y lanzó una frase punzante: «Estoy seguro de que (a España) no le gustaría que actuásemos de la forma en la que ellos actúan con nosotros, si fuera en su esfera del mundo». 

El político cubanoamericano, como se ha señalado en ocasiones, ha compartido posicionamientos con legisladores republicanos, más dados a defender políticas más duras contra el castro-chavismo. Aunque hasta el momento no se haya logrado siquiera hacer temblar el statu quo de estos Estados fallidos, marcados por sus vinculaciones con el narcotrafico y el crimen organizado y por patrocinar el terrorismo internacional. 

El 29 de julio el Comité de Relaciones Exteriores del Senado, del cual Menéndez es presidente, aprobó por unanimidad una resolución condenando «la respuesta violenta» del castrismo contra el levantamiento popular del 11 de julio. Justo al día siguiente de las protestas masivas fuertemente reprimidas, Menendez descartó una intervención humanitaria de Estados Unidos, solicitada por miembros de la oposición interna y por miles de exiliados. 

En su discurso en D.C. a propósito de Reynoso, el legislador se mostró además preocupado «por el papel que España está jugando en Venezuela» y acotó que «parecen ser contrarios a dónde estamos nosotros en nuestro propio hemisferio». Vale insistir en que el Gobierno socialista de Sánchez, que hasta hace poco tuvo como vicepresidente al comunista entrenado en Venezuela Pablo Iglesias, jamás ha atacado con fuerza real al castrochavismo. Todo lo contrario. 

Reynoso, de origen dominicano y que durante la Administración de Obama-Biden sirvió como embajadora en Uruguay, aseguró estar «bastante familiarizada con la mediocre política de España frente a algunos de estos países, principalmente Cuba y Venezuela, y Nicaragua, debería añadir también».

La funcionaria afirmó que como embajadora en Madrid tendrá como «objetivo» que España sea «mucho más vocal» en lo que respecta a estos países, «dada su importante influencia y sus intereses, principalmente en Cuba». Y añadió que «España puede hacer mucho más». Y en esto tiene toda la razón la señora Reynoso. 

Las relaciones hoy día entre la Moncloa y la familia Castro, que a través del poder militar dicta los discursos a su vocero Miguel Díaz-Canel, se desarrollan como si en el caso de Cuba no se tratara de una brutal dictadura. Pero no solo puede hacer muchísimo más España sino también Europa, y sobre todo Estados Unidos como potencia mundial. E incluso mucho también pueden ayudar los países libres del resto del mundo, víctimas, por diferentes vías, de la influencia e injerencia del castrismo. 

En principio, por supuesto, siempre será válida y necesaria la posición crítica. Pero, después de seis décadas de dictadura comunista, la pregunta clave es si los señalamientos críticos, vengan desde Estados Unidos o Europa, podrán trascender la carta ética y la diplomacia internacional para convertirse en un elemento de cambio efectivo, anclado en el plano real, para quienes sufren la persistencia de estos regímenes. 

Desde 1959 los cubanos arrastramos el castrismo. Como se sabe, Cuba es la cabeza de la serpiente que ha desestabilizado la región, a solo 90 millas de los Estados UnidosLos venezolanos han sido desangrados por el castrochavismo desde hace más de dos décadas. No pocos años de dictaduras del siglo XXI y muchísimas penurias sufren también nicaragüenses y bolivianos. Todos estos regímenes han producido éxodos y han sido señalados por los llamados «demócratas» de Occidente, que, a la par, siguen negociando como si el inmenso desastre fuera minimizable y -ojo con esto- como si los efectos de esta vieja cohabitación no fueran perjudiciales también para sus naciones.  

Hace unos días, en el programa Libertad y punto de Estado de Sats, Esteban Gerbasi criticó con firmeza la permisibilidad y el contubernio de España y otras democracias con el castrismo durante años. El analista y consultor venezolano propuso imaginar un escenario donde los ciudadanos de Cuba y otros países afectados por el castrochavismo hicieran «una campaña para exigirle al gobierno canadiense y el español que digan por qué el silencio y complicidad ante la condena a un joven irreverente, que está buscando libertad, por romper un afiche». 

Gerbasi sugirió empezar a «boicotear» los productos españoles, «a cerrarles las puertas para que el pueblo español también reaccione y no siga siendo copartícipe de la miseria del pueblo cubano. Que los canadienses también lo sufran. Porque es muy fácil vivir con seguridad social en países donde se respetan las leyes y hay separación de poder, e ir a una isla a hacer una orgía con menores porque en mi país no me lo permiten». 

Que en España, con Pedro Sánchez a la cabeza, gobierne el PSOE es un hecho que en lo discursivo y resultados prácticos es y será nada halagüeño para la libertad de Cuba. Su política exterior de cara al castrismo, incluso ante la escandalosa falta de libertades, violaciones de derechos humanos y represión desenfrenada, como ocurrió el pasado 11 de julio, será tolerante y permisiva. Porque después de todo hemos llegado al punto en que se ha normalizado no sólo convivir sino también tener relaciones cordiales con las dictaduras y tiranías actuales. 

No nos sorprende que, aunque en algunos casos puntuales el establishment sanchista haya lanzado leves críticas, su posición con respecto a la isla navegue complacientemente, pues ambos partidos, el Partido Socialista Obrero Español y el Partido Comunista de Cuba, comparten más similitudes que discrepancias a nivel ideológico.

Y lo mismo ocurre en cuanto a políticas de Estado con respecto a la imposición de las ideologías de identidades grupales para desactivar las libertades individuales -y todo el entramado de estrategias de la nueva izquierda mundial para atomizar a la sociedad-, tan fuertes hoy en España, y que cada vez se hacen más evidente en la Cuba neocastrista, publicitadas en los medios de comunicación, instauradas como adoctrinamiento en las escuelas e implantadas en el panfleto carcelario que usurpa el lugar de la Constitución. 

El castrismo, llevando de la mano a sus criaturas, ha aprendido a ser paciente y doblegar paso a paso al poco espíritu de compromiso libertario de las democracias. Se han acostumbrado a pagar cierto costo a cambio de asestar duros golpes a opositores y la sociedad civil en los momentos escogidos por ellos. Las democracias han optado por vender la idea de que el trato, irá domesticando a la fiera. Mientras tanto, permiten intercambios económicos o actúan muy permisivos con quienes lucran aprovechándose de pueblos cautivos. 

El castrismo ha sido monotemático en el intento de culpabilizar a Estados Unidos del estrepitoso fracaso de su revolución. El embargo económico (que  llaman bloqueo) codificado en la Ley Helms Burton ha sido el pretexto preferido. Pero es una falacia, que lastimosamente han encontrado eco fuera de la isla. 

El embargo económico ha sido hasta el presente una política de sanciones poco efectiva una vez que permite que a la Isla ingresen recursos del orden de cinco a seis mil millones de dólares anuales en efectivo y en bienes procedentes de la diáspora cubana. Es el mercado norteamericano el que vende un gran número de productos alimenticios a Cuba a mejores precios que los ofertados por proveedores de otros países.

Por otra parte, el régimen ha recibido jugosas ganancias procedentes de empresas aeronáuticas que enlazan el sur de la Florida con la nación caribeña. Adicionando los montos anteriores, Estados Unidos debe ser probablemente el segundo país que más recursos proporciona a la Isla después de Venezuela. 

La debacle económica de la Isla tiene su núcleo en el férreo control que ejerce el sistema, sin dar respiro a que los cubanos desarrollen en libertad su creatividad y capacidad productiva. 

Otra iniciativa reciente de legisladores estadounidenses busca ir en contra de responsables de violaciones de derechos humanos. Los senadores Marco Rubio y Rick Scott, ambos republicanos por Florida, presentaron la Ley de Negación de Ingresos a la Oligarquía Militar en Cuba y Restricción de Actividades del Aparato de Inteligencia Cubano, conocida como Ley Democracia. Dicha legislación bicameral responsabilizaría al régimen ilegítimo de Cuba por sus abusos contra los derechos humanos e impondría severas sanciones y una presión financiera sin precedentes. 

A comienzos de este mes 15 senadores estadounidenses, entre ellos Menendez, solicitaron al gobierno de Biden-Harris aumentar la «presión» sobre el régimen de Daniel Ortega y liderar una «estrategia internacional para lograr la liberación de 7 aspirantes presidenciales encarcelados» en Nicaragua. Hasta el momento Ortega-Murillo, como todo el bloque de las dictaduras del Socialismo del Siglo XXI liderado por Cuba, continúan con sus prácticas históricas.  

Es clara la necesidad de ir cerrando las vías de financiamiento a la élite castrista, pero es vital reconocer que, de no ir sobre los tentáculos o socios foráneos del régimen, poco se logrará.

Ir sobre los tentáculos implica ir sobre individuos y empresas que participan de negocios y acuerdos con la criminal dictadura de La Habana mientras siguen disfrutando de todos los beneficios del sistema democrático. Es decir, lucran y participan de la corrupción de regímenes totalitarios mientras, a la par, disfrutan de los beneficios del mundo libre. 

El abrazo o el silencio de las democracias del llamado primer mundo, a ambos lados del Atlántico, hacia el totalitarismo cubano y todas sus ramificaciones y franquicias en la región, es realmente añejo. Esteban Gerbasi, con su mirada realista y nada complaciente ha recordado que «es muy fácil en esos países desarrollados, pero entonces quieren ir a violarse una niña de 12 o 14 años, y van y la pagan en Cuba. Y eso es inaceptable, es inmoral. Eso es anti-natura, y eso se tiene que acabar». 

Gerbasi ha sido muy claro, como siempre ha de hablarse, y mucho más en estos casos: «La diplomacia norteamericana lo conoce, lo sabe. Porque si yo lo sé, que soy un ciudadano pequeñamente informado, un ciudadano común de este país, cómo no lo va a saber la diplomacia, los congresistas, los senadores, los funcionarios de este país, el FBI. ¿Por qué no se toma una acción, no contra los cubanos sino con todos estos países que mantienen esta dictadura? ¿Por qué no se toman acciones contra China? ¿Por qué no se toman acciones contra Rusia para que dejen de alimentar a esos monstruos, que están acabando con nuestros pueblos?», denunció el politólogo y activista anticomunista. 

La situación de nuestros países cada vez se hace más deplorable mientras sus regímenes avanzan en una batalla, no únicamente cultural, contra los valores y la estabilidad de Occidente.

Urge preguntarnos y preguntarle a los responsables de las políticas exteriores hacia Cuba y sus satélites en la región, si no es hora de revisar críticamente las estrategias que hasta hoy se han ejecutado en este sentido, desde el pobre apoyo a las oposiciones internas hasta la efectividad de las cientos de sanciones, a veces desenfocadas por desconocimiento del contexto y de la operatividad de los poderes tiránicos.

Por encima de ilusiones y agendas partidistas, la realidad nos obliga a no esperar más y realizar una exégesis de los aciertos y desaciertos de todas estas décadas. Cada vez, en ambas partes, hay más vidas en juego. 

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Irregularidades regulares y aquiescencia en los juicios políticos en Cuba https://www.estadodesats.com/irregularidades-regulares-y-aquiescencia-en-los-juicios-politicos-en-cuba/ Fri, 15 Oct 2021 17:30:16 +0000 https://www.estadodesats.com/?p=63968 ...Leer más]]> Equipo Editorial Estado de Sats 

Desde 1959 los cubanos viven bajo un sistema sociopolítico diametralmente opuesto al Estado de derecho, que es la base de las democracias contemporáneas. El “sistema socialista” instaurado en la isla (arguye el régimen en lo que presenta como la Constitución) “es irrevocable” y el Partido Comunista (PCC) “es la fuerza política dirigente superior de la sociedad y del Estado”.

Según el texto “constitucional” castrista, recientemente reformado para acentuar los mecanismos totalitarios y de escarmiento: “la defensa de la patria socialista es el más grande honor y el deber supremo de cada cubano. La traición a la patria es el más grave de los crímenes, quien la comete está sujeto a las más severas sanciones“. 
Es decir, los ciudadanos que integran las estructuras de poder del Estado socialista están por encima de todo y de todos, y para quienes se enfrenten a sus leyes despóticas no hay derechos jurídicos sino condenas preestablecidas a los juicios políticos, escenificados como farsas judiciales. Durante décadas ha ocurrido y en las últimas semanas se ha intensificado su visibilidad.

El 11 de julio (11-J), producto del espontáneo levantamiento popular desatado en toda la isla, donde miles de ciudadanos se expresaron en contra de la naturaleza y el actuar del régimen impuesto, cientos de ellos fueron detenidos, tratados con todo tipo de violencia, amenazados y condenados, incluso asesinados, por atreverse a ejercer su derecho a la libre expresión. Un derecho universal al que explícitamente se opone el Estado represor socialista. 

Desde dentro y fuera de Cuba, analistas y activistas que integran el grupo de trabajo de Estado de Sats presentan aquí algunas de las irregularidades que acontecen de forma regular en los juicios políticos, y la aquiescencia o consentimiento de los representantes legales de los enjuiciados (inculpados por supuestos delitos comunes o por oponerse al sistema socialista). 

Los procesos penales por causas políticas en Cuba están permeados por la falta de garantías y el estado de indefensión de los enjuiciados, condenados a un juicio de culpabilidad ante la aprobación tácita de todos, incluidos los operadores del derecho, encargados de velar por los derechos y garantías de los implicados.

Particularizar e incluso profundizar en casos concretos, sería interminable. Debido a ello, escogeremos dos garantías del debido proceso que en este tipo de casos se violan habitualmente tanto en términos legales como prácticos. Nos referimos a la garantía esencial de ser juzgado por un tribunal competente, independiente e imparcial y al “principio del juez natural”.

Un tribunal competente es el órgano encargado de resolver conflictos de intereses con una asignación de funciones y competencias atribuidas en leyes predeterminadas a su existencia. Su independencia es la autonomía y autodeterminación, con sujeción sólo a la ley, del resto de los poderes públicos. Este tribunal debe además ser imparcial, por lo que no debe guardar vinculación con los intereses de ninguna de las partes en conflicto.

El principio del juez natural, en relación estrecha con lo anterior, es la garantía de ser juzgado por tribunales y jueces preestablecidos en ley. Ello incluye la prohibición de establecer tribunales especiales (ad hoc), secretos o jueces designados para casos concretos. Los tribunales y jueces que lo integran son competentes por razón de materia o territorio y tal competencia viene predeterminada en ley. En síntesis, el sistema de justicia tiene un diseño y composición abstracta y debe resolver todo conflicto de intereses que sea de su competencia. No se componen tribunales ni se asignan jueces para casos concretos.

En sentido general en Cuba, el llamado sistema judicial no es independiente ni imparcial, pues aunque tal principio es enunciado por el régimen (artículos 148 y 150), la realidad es que el artículo 5, al disponer que el PCC es la “fuerza dirigente superior de la sociedad y del Estado”, le otorga al Partido un rol supra estatal que vincula a los poderes públicos, incluidos los tribunales. 

Es de destacar que en todos los tribunales opera un “núcleo del partido comunista al que pertenecen la mayoría de los jueces con cargo de dirección, quienes obedecen a las directrices del órgano que ostenta el poder político.

Otra razón que demuestra la dependencia del sistema judicial al poder político central es que, según el artículo 122 de la Constitución del régimen: el Consejo de Estado imparte “orientaciones de carácter general a los tribunales a través del Consejo de gobierno del Tribunal Supremo Popular”. El Consejo de Estado es denominado como órgano permanente de la Asamblea Nacional del Poder Popular (supuestamente legislativo) y sus 21 miembros casualmente también lo son del buró político o el comité central del Partido Comunista. Ningún tribunal cubano es independiente ni imparcial. 

No obstante, lo enunciado son cuestiones “legales” y generales. En los juicios políticos ocurren otras tantas irregularidades prácticas que comprometen, aún más, la aparente imparcialidad de los tribunales y jueces. 

Entre las irregularidades más comunes se encuentran la toma de posesión de locales del tribunal del juicio por agentes de la Seguridad del Estado. Por lo general, el órgano de inteligencia monta un puesto de mando o una base en locales del tribunal, para monitorear todo cuanto viene aconteciendo y evitar o subsanar imprevistos. Esta anomalía se hace sin ningún tipo de pudor y a la vista de todos dialogan con los jueces, entran a sus despachos y dictan los resultados preestablecidos. Ello evidencia, todavía más, el nivel de subordinación del poder judicial al político y hace imposible pensar que no existe influencia sobre la decisión final del caso.

Sobre el principio del juez natural, aunque formalmente se encuentra regulado en el artículo 95, inciso g) de la llamada “Constitución” socialista como garantía de ser juzgado por un tribunal preestablecido legalmente y en virtud de leyes anteriores al delito, ocurren en la práctica disímiles circunstancias que vulneran su efectividad.
La vulneración más grave puede ser la asignación de un juez para un caso específico con el fin de asegurar un resultado prejuzgado. Cuando tal juez forma parte de la nomenclatura del tribunal, sala o sección del tribunal competente, ello es imposible de detectar. Sin embargo, se hace evidente cuando, por ejemplo, es traído un juez de un tribunal provincial a presidir un único juicio en un tribunal municipal y al día siguiente continuar funciones en su cargo originario.

Otra irregularidad lo es el envío de los expedientes a otros tribunales u órganos que no son el tribunal competente para recibir orientaciones previas al juicio, cuando ya el asunto pertenece a un tribunal determinado o, luego de culminado el juicio y antes de dictar sentencia, consultar y esperar orientaciones de jueces de un tribunal superior que no participaron en la composición del Tribunal juzgador, ni en la práctica de pruebas (los verdaderos jueces, los que determinan son secretos). Esta irregularidad se agrava cuando generalmente el tribunal al que se envía previamente un asunto, o los jueces con los que se consulta, es el mismo órgano y son los mismos jueces del tribunal de apelación. Esto anula el derecho de contar con un recurso efectivo de impugnación de sentencia ante un órgano judicial superior. Y crea indefensión.

Estás irregularidades, lamentablemente frecuentes, comprometen la competencia, independencia, imparcialidad y, obviamente, la garantía del juez natural. Lo peor de estas “irregularidades” es la normalización ante los ojos de los operadores del derecho, incluidos aquellos que deben velar porque no se violen las garantías esenciales, principios y derechos de sus representados, es decir, los defensores.

Sin embargo, aún cuando la ley permite varios mecanismos para combatir estas ilegalidades habituales, como pueden ser denunciar los delitos cometidos durante estas prácticas (prevaricación, abuso de poder y otras), establecer reclamaciones por daños y perjuicios causados indebidamente por directivos, funcionarios o empleados públicos (artículo 98) e incluso recusar al juez que por las circunstancias evidencie actuar bajo un interés directo o indirecto en el proceso (artículo 23. 8 de la Ley de Procedimiento Penal). No se puede perder de vista la existencia real de un potencial, serio y fundado temor generalizado en los actores llamados a participar en estos simulacros legales. 

;Debido a lo antes descrito, por regla existe una negativa generalizada de juristas a intervenir en este tipo de procesos, ante la nula eficacia de intentar hacer uso de “mecanismos legales” para detener arbitrariedades institucionalizadas y la posibilidad real de pasar de ser operador del derecho a ser objeto de represión y cambio de rol (pudiendo ser acusado de cualquier cosa) de quien ya conoce la efectividad de la maquinaria represiva. 
En tales circunstancias no es real hablar de “administración de justicia” o límites al poder. Mientras todos estos mecanismos y muchas otras irregularidades operen en la Isla de manera regular, cotidiana, los ciudadanos estarán expuestos a continuar sufriendo la impunidad de un Estado totalitario que busca disfrazar de “legalidad” los juicios (por el 11-J y otras razones) de carácter político.  

El “sistema judicial” cubano no es reformable. Hasta tanto no se derogue dicho sistema será imposible hablar de la existencia de democracia, derechos y libertades en Cuba. 

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Neocastrismo, continuidad de la ilegitimidad https://www.estadodesats.com/neocastrismo-continuidad-de-la-ilegitimidad/ Tue, 20 Apr 2021 12:38:30 +0000 https://www.estadodesats.com/?p=63883 ...Leer más]]>

Por: Antonio Rodiles, Alberto Ruiz

El octavo congreso del partido comunista significa el paso de cierre del castrismo en su intento de sellar su permanencia en el poder. La construcción del neocastrismo ha sido un largo camino en el que Raúl Castro ha jugado un papel crucial. A diferencia de su hermano, Castro II ha colocado a su familia y allegados en posiciones claves y diseñado una estructura de poder que responde directamente a sus intereses.

El objetivo principal radica en buscar una supuesta institucionalidad en el ejercicio del poder y por lo tanto legitimidad hacia el interior y exterior de la Isla. La estructura implica una nueva clase de leales que ven en su alineamiento la posibilidad de adquirir cuotas de poder con las prerrogativas que esto conlleva. 

En las democracias, la legitimidad del poder político está asociada a la idea del consenso o aceptación popular sin que este consenso esté determinado o viciado por el uso permanente de la fuerza o la amenaza de esta. Su esencia radica en la soberanía popular que incluye a todos los sectores cuantificables de la población, no solo a las mayorías circunstanciales. Guarda relación con la posibilidad de tomar parte en la gestión pública, directamente o a través de representantes, sin que un sector pueda excluir al resto.

La legitimación se materializa en la idea del poder instituido a través de elecciones auténticas como expresión de consenso.

 ¿Por qué el castrismo, régimen imperante en Cuba, es ilegítimo?

  1. Llegó al poder por las armas, no por las urnas. Empezó siendo un gobierno de transición, que prometió institucionalizarse a través de la restitución de la Constitución 1940 e inmediata convocatoria a elecciones democráticas, lo cual nunca sucedió. Castro se perpetuó incumpliendo sus promesas. Así se mantuvo hasta 1976 en que impuso una falsa constitución de corte estalinista e intentó dar apariencia de legitimidad por medio de procesos electorales carentes de toda autenticidad. 
  • Confiscó miles de propiedades, negocios y prohibió la empresa privada, a cubanos y extranjeros. No ha existido un proceso de compensación creíble a todas las partes afectadas por tales arbitrariedades.
  • Se realizaron centenares de farsas judiciales, sin las mínimas garantías de un debido proceso, que conllevaron la aplicación de centenares de brutales condenas a prisión y centenares de fusilamientos. 
  • Impone al Marxismo-Leninismo y al Partido Comunista como única ideología y forma de asociación política posibles. Excluye, criminaliza y reprime al resto de las alternativas. Debido a ello, amplios sectores poblacionales quedan excluidos de participar, directamente o a través de representantes en la gestión pública. No existe soberanía popular.
  • Impone el carácter inamovible de un orden político, social y económico en el artículo 4 de la “Constitución”, violando el inalienable derecho a la libre determinación de los pueblos, a determinar libremente su condición política, y a elegir forma de su constitución o gobierno; lo cual se niega a la población actual y a futuras generaciones. El precepto incluye uso de violencia armada contra quien o quienes intenten modificar un sistema impuesto originariamente por las armas. En un Estado de Derecho, la alternancia en el poder y modificación del sistema es posible mediante herramientas legales y vías pacíficas.
  • No se han realizado hasta la fecha elecciones auténticas. El sistema electoral actual impide la asociación política y participación proporcional de los sectores contrarios al partido comunista. La nominación de candidatos a los principales cargos públicos, se realiza mediante ¨comisiones de candidaturas¨, compuestas por las llamadas “organizaciones sociales y de masa” que a su vez son dirigidas y controladas por el partido comunista. Entre otras irregularidades, las comisiones proponen igual número de candidatos que cargos a ocupar (ej. un único candidato para presidente de la república, igual número de candidatos que diputados, etc.) Se trata de votaciones no elecciones, pues un proceso electoral implica elegir entre alternativas.
  • Las leyes y por tanto la base del llamado sistema jurídico, solo cuentan con validez formal. Emanan de un órgano legislativo (Asamblea Nacional) que no es el resultado de la elección popular de todos los sectores cuantificables de la población. Es un ente homogéneo y excluyente, afín a la ideología y partido único. Por tanto, no es una institución soberana y sus leyes no son expresión de consenso, sino de imposición y arbitrariedad.
  • No existe separación de poderes o principales funciones estatales y, en particular, el poder judicial no es libre ni independiente. Se somete a las directrices trazadas por el partido comunista, denominado fuerza dirigente superior del Estado. El Consejo de Estado, órgano permanente de la Asamblea Nacional, dicta instrucciones de obligatorio cumplimiento al Tribunal Supremo y este al resto de tribunales.
  • Desde el arribo al poder en 1959 se han vulnerado sistemáticamente derechos y libertades universales, tales como libertad de expresión, de culto, reunión, asociación, derechos de participación y sindicales, entre otros.

Si partimos de los presupuestos enunciados, ninguno de ellos se encuentra en proyecto de subsanación ni abordado en el reciente octavo congreso del partido, todo lo contrario. Podemos afirmar que el castrismo nunca gozó de legitimidad y el neocastrismo que, enuncia como premisa la “continuidad”, se encuentra en igual situación.

Del congreso sale la nueva dirección del partido. Díaz-Canel es el 1er. secretario y el Buró Político tiene como marcado signo la presencia del poder militar en pleno, los ministros de las fuerzas armadas y del interior, así como el presidente del conglomerado GAESA. También están presentes Manuel Marrero, que funge como 1er. ministro, y Rogelio Polanco, quien fuera embajador del régimen en Venezuela durante un largo y crucial período.

De esta forma el poder queda diseñado en tres escalones:

  1. Familia Castro y allegados
  2. Partido comunista
  3. Poder Popular

Si bien Castro II busca una estructura de poder que garantice la estabilidad del neocastrismo, la economía desastrosa, altos niveles de frustración, desesperanza y descontento social, incrementados por la situación del Covid-19, ponen en duda el arribo a puerto feliz. Las maniobras económicas anunciadas previas al congreso, resultan en extremo insuficientes para frenar el continuo deterioro. El régimen se encuentra en un momento crucial, tratando de vender una legitimidad espuria y afrontando una profunda crisis general.

Sin embargo, el escenario tan incierto pero favorable para empujar por cambios, contrasta con la lamentable situación de la oposición y la sociedad civil, que se encuentran en uno de sus puntos más bajos de los últimos lustros. La falta de un apoyo resuelto y la pretensión de imponer agendas y actores desde el exterior, le han servido en bandeja de plata al castrismo para que ejecute sus acciones siempre violatorias contra cualquier actor o grupo que rete su poder y control, menguando considerablemente al sector contestatario. Urge un relanzamiento de la oposición cubana.

La confrontación y fin del pretendido engendro neocastrista, deben ir de la mano del crecimiento de una opción política con capacidad de reemplazar al totalitarismo. Esto implica no solo propuestas para la reconstrucción de la nación, sino el capital humano necesario para emprender dicha empresa.

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Castrochavismo: ocaso, maniobras y mutaciones https://www.estadodesats.com/castrochavismo-ocaso-maniobras-y-mutaciones/ Mon, 26 Oct 2020 21:04:08 +0000 https://www.estadodesats.com/?p=63714 ...Leer más]]> (Publicado originalmente en El American)

Por Antonio G. Rodiles

La doctrina Obama, nueva versión del Detente de los años 70, se aplicó durante un período crucial para la región. Luego de que el castrochavismo se adueñara de Venezuela y se lanzara a la conquista del continente, montado en la bonanza petrolera como sustento, vino un período de retroceso del llamado “socialismo del siglo XX”I.

En el año 2012 en Venezuela, Enrique Capriles le disputaba la presidencia a un Hugo Chávez enfermo. Los resultados de las elecciones estuvieron, como siempre, plagados de irregularidades. Pronto Hugo Chávez moriría y sería reemplazado por Nicolás Maduro, bajo el dictamen de la Habana. Capriles volvía a competir en un nuevo proceso en el que se reconocía como ganador, pero que decidió no reclamar cuando le fue arrebatado el triunfo. 

El presidente Obama, en diciembre del 2014, estableció vínculos con el castrismo. La oposición se fracturaba en dos sectores: uno que apoyaba el llamado deshielo, dando todo al régimen a cambio de nada, y otro en el que nos opusimos rotundamente al infame pacto. Los entusiastas alegaban que el sistema no resistiría la interacción con el capitalismo.

Siete años después, contra todos los pronósticos, el castrochavismo sigue vivo y aferrado al poder. Nicolás Maduro en Caracas y Miguel Díaz-Canel en la Habana como títeres de Raúl Castro. Han sobrevivido, transitando de crisis en crisis, y han ampliado sus alianzas con regímenes autoritarios y totalitarios a nivel global. 

El chavismo de la mano del castrismo ha administrado con cinismo, crudeza y total frialdad las presiones, golpes, asesinatos, torturas al pueblo y oposición venezolana. Los aparatos represivos, al interior de Venezuela y Cuba, trabajan en forma sistemática y personalizada sobre los actores de la oposición política para neutralizaros, exiliarlos y frenar sus alcances. Saben que la presión permanente y maliciosa termina agotando y, en algunos casos, doblegando. 

Han tenido cómplices a todos los niveles, en América Latina, Europa, también dentro de los propios Estados Unidos. La mano de seda aplicada durante la era Obama no hizo otra cosa que regalarles tiempo a los tiranos. La idea de jugar al Caballo de Troya no mostró resultados. 

Una vez que el presidente Trump tomó posesión, hubo un giro en la política. Las sanciones entraron con fuerza en la escena. Sin embargo, algunos asesores creyeron ciegamente que con las presiones externas el camino estaría casi andado para terminar con el régimen chavista. Se optó por los mismos actores políticos de la oposición, protagónicos de la era Obama, y se dejó correr el tiempo sin buscar una estrategia que valorara todo lo complejo del escenario.

Las falsas expectativas, llamamientos fallidos, corrupción, entre otros, han sido elementos presentes en sectores de la oposición. Los servicios de inteligencia del castro-chavismo han sacado dividendos y el gobierno interino de Juan Guaidó está visiblemente agotado. 

Las esperanzas de que las fracturas internas y la avaricia llevarían a un enfrentamiento entre  facciones del régimen, se han ido desvaneciendo. Quienes diseñaron las estrategias desconocen, que incluso los carteles de la droga, saben hasta donde escalar en sus confrontaciones.

Mientras, a los Castro en la Habana, se les presionaba pero en menor cuantía. Las sanciones económicas se reactivaron principalmente a través del Capítulo III de la Ley Helms-Burton, mientras Miguel Díaz-Canel era oficialmente reconocido por toda la comunidad internacional como nuevo “presidente” de Cuba. El régimen, como viejo lobo, se volcó a reducir a la oposición interna mediante un incremento del acoso, violaciones y presiones para que los activistas abandonaran la isla. A esto debemos sumar el escaso apoyo y el esfuerzo, desde el exterior de la isla, por desplazar el protagonismo a un único proyecto de carácter electoralista, Cuba Decide. Esta fallida estrategia sumado a la represión ha traído como resultado una oposición visiblemente reducida.  

La doctrina Obama demostró sus penosos resultados. El caso de Birmania es otro de los ejemplos más visibles. Recibir todo a cambio de nada, le permitía al castrismo mutar y entregar el país a los herederos familiares.

La política de Trump, en cambio, ha frenado el impulso de regímenes autoritarios o totalitarios, pero esto apenas es la mitad del camino. Dos desaciertos importantes han sido la selección de los aliados, así como la interpretación de la información del terreno. No se puede pretender  resultados distintos intentando imponer el liderazgo de los mismos actores protagónicos de la era Obama. Quienes han estado dispuestos a una cohabitación con el castro-chavismo. 

Los Estados Unidos, país fundamental en la dinámica regional, se encuentra en un proceso electoral que definirá políticas exteriores muy distintas: regresar a la doctrina Obama, o continuar con la línea de Trump.

Un regreso a la doctrina Obama nos obligaría a poner todo el empeño para frenar una nueva ronda de negociaciones fallidas que legitimen a las tiranías. Hoy existen sanciones que operan en forma efectiva contra ambos regímenes, la suspensión de ellas implicaría un penoso retroceso. 

Un segundo mandato del presidente Trump nos compromete a buscar una revaluación de  actores y acciones. Poco favor se le hace a la causa de la libertad del hemisferio, si algunos consejeros o funcionarios continúan obstinados en repetir los mismos errores. Los conceptos detrás de los fallos son tan similares en el caso Cuba y Venezuela que resulta evidente encontrar la fuente.

Si fuera reelecto el presidente Trump o ganara el candidato Biden, igualmente habrá que reforzar las alianzas regionales y lograr que los países amigos cumplan con los convenios y tratados vigentes. El escenario regional se complejiza en la medida en que los regímenes violadores y forajidos afincan sus bases en el hemisferio, mientras que los actores políticos democráticos se muestran apáticos. 

El reciente triunfo del MAS en Bolivia muestra que la historia pendular de la región sigue vigente. ¿Existe posibilidad de un nuevo remonte del castro-chavismo o mutación?

La capacidad destructiva del castrochavismo fue subestimada. El regreso a la democracia, de Cuba y Venezuela, implica un esfuerzo mayor del que muchos concebían. Los años venideros marcarán décadas a nivel global. Hoy es el momento de empujar por un verdadero giro político en nuestros países y la región. 


Antonio G. Rodiles es un activista político cubano.

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