Camila Acosta – Estado de SATS https://www.estadodesats.com Estado de SATS, donde confluyen arte y pensamiento Thu, 27 Feb 2020 17:52:53 +0000 en-US hourly 1 https://wordpress.org/?v=6.5.3 https://www.estadodesats.com/wp-content/uploads/2020/09/cropped-sats-2-32x32.png Camila Acosta – Estado de SATS https://www.estadodesats.com 32 32 Antonio Rodiles: “Nuestra principal fuerza es la verdad” (II) https://www.estadodesats.com/antonio-rodiles-nuestra-principal-fuerza-es-la-verdad-ii/ Thu, 27 Feb 2020 16:45:19 +0000 https://www.estadodesats.com/antonio-rodiles-nuestra-principal-fuerza-es-la-verdad-ii/ ...Leer más]]> Antonio Rodiles y Camila Acosta (toma de pantalla)

LA HABANA, Cuba. – Antonio Rodiles proviene de una familia que luchó contra la dictadura de Fulgencio Batista y tiene un tío que actualmente pertenece a la cúpula militar del régimen. No obstante, por la parte materna, sufrieron también el despojo de sus propiedades y un primo de su madre fue fusilado. Su padre pronto se daría cuenta del fiasco que representaba el sistema impuesto en 1959 y pasaría a la vida civil.

Para Rodiles esos factores fueron determinantes en la visión que tuviera desde niño sobre la realidad cubana. “Yo jamás pensé que este proceso que llaman “Revolución” era un proceso justo, ni nada por el estilo ‒declaró‒. Siempre lo vi con el prisma de todas las violaciones y los abusos que habían ocurrido. Y después, como activista, te diré que las experiencias han sido varias: golpizas severas, muchísimos encarcelamientos temporales, arrestos bastante violentos, hostigamiento, vigilancia”.

Respecto a la oposición interna, ¿cuál usted cree que sean los desafíos que todavía tiene?

El principal desafío es poder llegar a la gente, interactuar. El poder interactuar con el pueblo cubano, poder llevarles nuestro mensaje, cuál es nuestra visión para un proceso de transición, de reconstrucción, qué puede esperar el cubano si se realiza un proceso que encamine a Cuba a recuperar las libertades y derechos fundamentales.

El régimen sabe que no puede ocultar más a la oposición. Es imposible y ha optado por las mismas estrategias que se usan en Venezuela: trabajan en desacreditarnos, en mostrarnos como una oposición incapaz, marginal, en algunos casos con carácter delictivo…, están enfocados en eso. El reto de nosotros es llegarle a la gente, movilizar a la gente y articularnos mucho más, incluso hasta en el tema profesional; o sea, poder dar un discurso más elaborado, más concreto en nuestra visión política, económica y social de Cuba.

Y, por otra parte, también hacerle entender a quienes están fuera de la Isla que el campo de batalla es aquí dentro; si bien todo el panorama exterior, el trabajo diplomático, de buscar apoyos, es fundamental, el campo de batalla está hoy aquí, al interior de la Isla.

Usted ha declarado también que la verdad es un factor clave en la batalla contra el castrismo y en los debates políticos. Su sinceridad a toda costa le ha valido muchos detractores, algunos de los cuales fueron en algún momento sus aliados. ¿Por qué cree que sea tan importante la verdad? ¿No cree que en ocasiones la verdad sea contraproducente?

Si hay muchos detractores pues también te puedo decir que hay muchos amigos. Si uno quiere hacer política con seriedad y profesionalismo, tiene que incursionar con sinceridad y con su verdad, o sea, con su visión y mostrarla. Eso siempre te va a buscar seguidores ‒o amigos‒ o detractores ‒o enemigos‒; es parte de este mundo. Quien tenga una visión democrática tiene que aceptar que eso va a ocurrir. Por lo tanto, a mí no me preocupa que existan personas que se lancen al ataque, que lamentablemente, lejos de entrar en la discusión o en el debate en el plano político, vengan a atacar en el plano personal. Lo veo lamentable pero no va a detenerme; uno tiene que estar claro en quién es el enemigo: un sistema que es una mole aplastando al ciudadano. No es una confrontación entre dos Estados, entre dos poderes que están en igualdad de condiciones, sino una confrontación entre un poder inmenso contra el individuo. Y de lo que uno dispone para enfrentarse, los elementos que te dan fuerza son: tu verdad, tu transparencia, tu honestidad.

A lo largo de la historia, quienes se han enfrentado a poderes mucho mayores han tenido que asumir ese posicionamiento ético para poder confrontarlo, para no tenerle miedo y para poder llegar hasta las últimas consecuencias. Si yo voy a una cárcel, si yo voy a una situación de confrontación con el régimen y sé que no estoy siendo del todo transparente, que en parte he mentido, no voy a tener la misma fuerza que si yo sé que estoy parado en la verdad, en el sufrimiento del pueblo, en todos los abusos que ellos han cometido.

Entonces, en ese sentido, si bien uno tiene que apelar a la ayuda internacional, al apoyo, sabe que la principal fuerza que nosotros tenemos para resistir es nuestra verdad. Esa arma es extremadamente difícil de manejar para el régimen. Si nosotros en algún momento no nos apegamos completamente a la verdad, si creamos falsas expectativas, si lanzamos mensajes que no están completamente claros, que no son coherentes, estaremos abriendo un boquete inmenso para que el régimen se monte en esos elementos, los amplifique a su máximo nivel y los muestre con todo su aparato de propaganda, que implica la televisión ‒todos los canales‒, la prensa ‒todos los canales‒, los espacios públicos, vallas…

La única forma de enfrentarnos a un enemigo que tiene tanto poder, en relación a nosotros, es venir con esa transparencia. Esa es mi fórmula.

Hablando de sus detractores, muchos dicen que, por sus críticas, Antonio Rodiles se ha quedado solo en su lucha contra el castrismo. Otros, que, en lugar de criticar a los diferentes grupos opositores, debería enfocar sus esfuerzos contra la dictadura, pues nadie le ha otorgado el papel de fiscalizador de la oposición. Son algunos de los comentarios que he podido ver en redes sociales, por ejemplo. Y hay quien ha asegurado incluso que Ud. solo intenta eliminar a posibles competidores políticos. ¿Qué tiene que decir al respecto?

Primero, no sé quiénes son muchos porque las redes sociales aguantan cualquier individuo, troles, falsas identidades… Entonces, cuando me dices que muchos, no me queda muy claro quiénes son esos muchos.

Hemos invitado, reiteradamente, a otros actores dentro y fuera de la Isla a debates, a discutir abiertamente, así como estamos tú y yo ahora, a confrontar las distintas posiciones y, lamentablemente, no hemos tenido una respuesta positiva. Incluso le he preguntado a varios periodistas, al exterior de la Isla, sobre por qué no están ocurriendo esos debates al interior de la oposición cubana, tanto los que están fuera como los que estamos dentro; y algunos me han contestado que no se quiere debatir.

He hecho mis críticas al periodismo, y he hablado de la necesidad de ese debate, de esa confrontación, de un debate serio, político. Me agrada que me hagas esta entrevista y este tipo de preguntas y espero que esto rompa la inercia de caer en descalificaciones infantiles para no tener que afrontar un debate responsable.

He hablado de varios proyectos que me parecen que no tienen el anclaje, el peso en el escenario político que estamos viviendo. Lo he dicho absolutamente sin ninguna pena, no lo he deslizado por atrás sino a rostro descubierto y he dado mis argumentos. Cuando se habló, por ejemplo, de participar en el fraude que inventan acá como elecciones dije que, en mi opinión, no tenía sentido. Cuando se habló del tema ‒y se sigue hablando todavía‒ de un plebiscito, dije que eso a mí me parecía una idea descabellada, que no iba a ocurrir.

Quisiera que, cuando se den estos criterios, de esta forma, se pueda incentivar el debate y se haga de forma seria. Que ustedes los periodistas también cuestionen cuando se lancen iniciativas desde la oposición. He visto, en contraposición que, por ejemplo, en el caso venezolano hay programas de debate intensos, hay cuestionamientos intensos; ahora mismo a Guaidó, cuando estuvo en Miami, un amigo periodista, Alejandro Marcano, lo interpeló en forma directa. Esta dinámica me parece obligatoria para poder confrontar a un régimen de esta naturaleza. Eso para nada implica que se debilita la oposición, todo lo contrario. Creo que esta “rendición de cuentas”, es fundamental para que, tanto los proyectos políticos como los de la sociedad civil o como los del propio periodismo, puedan crecer y rendir frutos. Sin embargo, los ataques personales sí muestran una falta de madurez política y una incapacidad de debate.

Te hablo con franqueza, a mí esos ataques no me hacen mella y creo que parte de la labor que tiene Estado de Sats es precisamente esa idea original de llevar al debate, de promoverlo, y la seguimos manteniendo, me parece que hoy en día hace incluso más falta que en aquel momento inicial.

Mostrar toda la crudeza con la que se está manifestando el régimen y la indefensión en que estamos viviendo, no decir que tenemos un proyecto con una magnitud que realmente no tenemos, es básico. Es importante contextualizar exactamente la realidad al interior de la Isla, ponerlo crudo, para que después no haya acusaciones de que no hemos hecho lo que debíamos.

Creo que hace falta sincerar muchísimo el escenario político y que eso nos permita entonces crecer. De lo contrario, vamos a dar vueltas en círculos, mostrando una imagen que no es la que tenemos; y entonces después teniendo que hacer silencio cuando el régimen va sobre nosotros y nos aplasta.

Usted mencionaba anteriormente que es optimista respecto al futuro de Cuba. ¿Cómo ve el presente y el futuro ‒digamos a corto plazo‒ de Cuba?

El presente lo veo muy incierto y eso es lo que me da optimismo, porque creo que el bien siempre triunfa, y que la libertad termina llegando. Entonces, cuando el mal, este poder totalitario, no tiene bien planeado su futuro, pues esa incertidumbre me dice que podemos triunfar.

El régimen ha venido con todo para aplastar a la oposición, para aplastar a la sociedad civil, cualquier iniciativa de cualquier tipo, y ustedes lo han visto en el tema del Club de Escritores y Artistas de Cuba; o sea, no permiten ni siquiera lo más mínimo.

Pero si bien ellos están actuando con esa ferocidad, por otra parte, la sociedad se les está desencuadrando cada vez más; la gente está mostrando en los videos de Facebook, en YouTube, el desastre que se vive. La muerte tremendamente brutal de tres niñas aplastadas por un balcón, que muy lamentablemente escenifica el estado del país, desató una gran cantidad de críticas, de manifestaciones. Todo esto muestra que el cubano va levantando su voz, va mirando con más claridad su realidad.

El trabajo de los opositores, sociedad civil, periodismo, actores, el cubano común, tiene que ir enfocándose en un cambio radical del sistema. Una cohabitación con un régimen como este, o que ellos permitan ciertas reformas, no nos va a llevar a que Cuba renazca. Ojalá logremos que pronto Cuba sea el país al que todos quieren venir y que el cubano se sienta orgulloso de su tierra.

Lograrlo pasará por romper con la mentira, con la manipulación, con las falsas expectativas; que, desde mi visión, son herencias que el castrismo ha impregnado en este país y que tenemos que desterrar. Para mí el castrismo no es solamente la figura de Fidel Castro, Raúl Castro, la familia Castro y todos estos satélites que ellos tienen alrededor; para mí el castrismo es una forma de ver la vida, de concebir la dinámica social, de concebir al individuo. Dentro de esa concepción, la mentira es parte vital, el cinismo, la impunidad. Para romper con el castrismo tenemos que venir con lo contrario, que es hablar con claridad, sincerarnos, debatir; y sobre todo mostrar optimismo porque el pesimismo es parte del castrismo, es la visión de que “no, nada va a cambiar”.

El optimismo es parte del antídoto ante el castrismo. Si un boxeador se sube en el ring tiene que pensar que va a ganar. Nosotros tenemos que sentir que vamos a lograr la libertad de Cuba. Yo la veo, y por esto estoy optimista.

(Segunda parte de entrevista con Camila Acosta, puede leer la primera aquí)

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Antonio Rodiles: “Nuestra principal fuerza es la verdad” https://www.estadodesats.com/antonio-rodiles-nuestra-principal-fuerza-es-la-verdad/ Mon, 17 Feb 2020 13:08:29 +0000 https://www.estadodesats.com/antonio-rodiles-nuestra-principal-fuerza-es-la-verdad/ ...Leer más]]>

LA HABANA, Cuba. – Antonio Enrique González-Rodiles Fernández, más conocido como Antonio Rodiles, es quizás uno de los opositores cubanos más polémicos actualmente dentro de la Isla pero, a la vez, uno de los de mayor coherencia y visión sobre la realidad cubana.

Es director de Estado de Sats, grupo opositor que desde hace diez años lleva a adelante proyectos políticos y sociales para visibilizar la Cuba en dictadura y enfrentar ese sistema. Como muchos jóvenes cubanos, marchó al exilio en busca de mejores oportunidades, pero la añoranza por su patria y el deseo de verla libre hicieron que retornara. Sobre ello expresaría: “Me especialicé en Física y Matemática, pero mi obsesión es la libertad del ser humano”.

—Usted funda Estado de Sats en el año 2010 como un espacio plural de participación y debate entre diferentes actores de la sociedad cubana. En los primeros años lograron desarrollar varias actividades culturales, coloquios sobre temas de derechos humanos, y llevaron adelante iniciativas como “Todos Marchamos”, pero desde el inicio fue latente la represión del régimen. Eso los ha obligado a, de alguna manera, evolucionar. Es decir, primero hacían actividades masivas, y después se vieron obligados a reducir un poco el trabajo. Diez años después, ¿qué es Estado de Sats? ¿En qué se basa el trabajo de ustedes?

—La evolución o desarrollo que ha tenido Estado de Sats está muy atado al escenario represivo del régimen. Cuando empezamos, como bien tú decías, el espacio creció, hacíamos eventos donde mezclábamos activismo y arte, exposiciones, presentaciones y, sobre todo, algo que para mí era fundamental, los debates. Estos caracterizaron a Sats y pusieron el sello en cuanto al proyecto: organizar debates de distintos actores de la sociedad civil, del activismo político y ver los distintos matices, las distintas visiones que había respecto al presente y al futuro.

El régimen se percató de que el espacio crecía, cada vez confluían más personas; ya en ese momento podíamos, aunque con dificultades, poner en internet los programas, acelerando el crecimiento. En el 2013 organizamos un evento internacional sobre derechos humanos; del que se produjo un documental llamado Gusano y donde usamos todo el material que mostraba la represión para impedir dicha celebración. A partir de ese momento, la policía política decidió cerrar completamente nuestro espacio (2013). ¿Cómo? Mediante operativos, arrestos, golpizas, abandonar a los activistas, a las personas que venían al espacio, en carreteras y lugares inhóspitos; esa fue la metodología que ellos usaron,  lo que nos obligo a variar nuestra lógica de trabajo.

A partir de eso, nos hemos enfocado en materiales y testimonios respecto a la represión, seguimos haciendo los debates, pero ahora a nivel privado, divulgándolos después; hemos desarrollado también un documento con propuestas para un proceso de transición y futura reconstrucción del país. O sea, hemos tenido que revaluar la forma de trabajar para no permitir que el régimen aplaste el proyecto.

En el escenario actual, no solamente Estado de Sats, sino todos los proyectos independientes en Cuba, tenemos que valorar muy seriamente cómo reestructurar nuestro trabajo, porque de lo contrario el régimen va a reducirnos a cero.

—Usted comentaba que han desarrollado planes de transición. Y Estado de Sats, por lo que he podido investigar, es uno de los pocos grupos opositores que no solo se ha enfocado en derrotar a la dictadura en Cuba sino en qué sucedería después de ello. Por supuesto, esto ameritaría un análisis mucho más extenso pero, en breves palabras, ¿en qué se basa este plan de transición y qué sucedería en Cuba una vez se derrocara la dictadura?

—El objetivo que se desea no es tan difícil de concebir: un tipo de sociedad anclada en las libertades fundamentales, una democracia liberal con separación de poderes, libre mercado, sistemas tributarios que faciliten la creación de empleos y de empresas… El punto acá, es tener un diagnóstico claro del momento en que nos encontramos y a dónde queremos llegar, pero también saber cómo llegar de un punto a otro; y he ahí el tremendo reto, porque no solamente tienes que tomar en cuenta los elementos teóricos de la situación, o sea, el estado en que se encuentran lo que el régimen llama instituciones ‒que no son‒, el depauperado estado de la economía, la situación de la infraestructura… sino que también tenemos que contar con cuál es el capital humano de que disponemos para la reconstrucción del país o para ese proceso de transición. Debemos tomar en cuenta también que hay una diáspora inmensa, que muchos de esos cubanos tienen interés de regresar o de participar; y en ese sentido cómo se va a dar esa interacción entre quienes estamos acá y quienes están allá.

Hay muchas situaciones a analizar que, yo diría, demandan un alto nivel de profesionalidad para lograr un país decente; y que en el inmenso espectro de posibilidades que hay para un futuro de Cuba, no nos vayamos a un Estado fallido o a un vacío de poder, o a situaciones donde la corrupción incluso sea mayor que la que estamos viviendo hoy día.

El escenario implica un reto tremendo y, en ese sentido, parte del trabajo que hemos estado desarrollando contempla en qué momento estamos y como y ha dónde queremos llegar. Es el punto fundamental de cualquier visión que se tenga para una transición.

—La dictadura cubana es la más larga que ha tenido el continente americano. Hemos visto cómo otras dictaduras ‒algunas de ellas apoyadas por el régimen de La Habana‒ han ido cayendo con los años; sin embargo, el castro-comunismo ha permanecido en el poder por más de 61 años. ¿Qué particularidad ha tenido Cuba para que se dé este fenómeno?

—Uno de los elementos que han atentado en contra de nosotros es la impunidad con la que actuó el régimen durante treinta años y contando con el total apoyo de la ex Unión Soviética; aplastar a la sociedad cubana, atomizarla, destruir todo el engranaje social, toda la articulación social que existía, que una inmensa cantidad de cubanos emprendedores, gente audaz, preparada, abandonara el país, el manejo aplastante de todos los medios de comunicación e ir adoctrinando a las nuevas generaciones; y, sobre todo, actuar desde esa total impunidad, donde podía matar, fusilar y encarcelar sin que pasara nada.

Fue muy duro el periodo de esos primeros 30 años, le permitió al régimen afincarse en el poder y destruir la capacidad de respuesta del cubano. Tengo que decir, que durante ese período hubo algún apoyo de las democracias pero fue ínfimo para contrarrestar la tremenda ambición que tenía el régimen y todo el apoyo que recibió.

Después, en estos segundos treinta años ‒lamentablemente son dos períodos‒ el régimen siguió atomizando a la sociedad, el cubano buscó como opción escapar de esta gran cárcel, y la mayoría de las personas no optaron por enfrentar al sistema. Si bien ha existido apoyo, para nada ha sido el necesario ante toda la impunidad y el poder que el régimen despliega.

Creo que esos han sido los principales elementos: no ha existido el apoyo necesario y el régimen se ha manejado con una impunidad aplastante.

—Actualmente, ¿cuáles cree Ud. que sean las condiciones o los factores necesarios para derrocar a la dictadura cubana?

—He sido partidario ‒Estado de Sats también‒, de las sanciones económicas;  la ecuación de la democratización cubana, debe tener la presión externa, principalmente enfocada en temas de sanciones económicas. También sanciones políticas, pero el tema económico es fundamental para que el régimen no pueda engrosar y mantener todo el aparato represivo, que es inmenso.

Ese punto, esta administración (de Estados Unidos) lo ha cumplido. Sin embargo, hay un elemento que tiene carencias enormes y es el apoyo a la oposición interna, a la sociedad civil al interior de la Isla, y que estos actores puedan actuar como sujetos a nivel internacional. Si nosotros comparamos lo que estamos viendo ahora mismo en Venezuela ‒salvando las distancias porque ellos vienen por un camino distinto al nuestro‒, todo el apoyo que se le ha dado a Juan Guaidó y a la oposición, a esa Asamblea Nacional que es la reminiscencia de lo que queda de la democracia, el apoyo internacional que se le ha dado es completamente incomparable, en cuanto a magnitud, al que hemos tenido nosotros acá dentro. Un caso, por ejemplo, como el de Roberto Jesús Quiñones, que me parece emblemático, un abogado, periodista independiente, un hombre decente  que ha sido llevado a la cárcel por un flagrante abuso, para nada está teniendo la visibilidad que debería tener. No sabemos en qué estado está su familia, qué apoyo está recibiendo, qué tanto está sufriendo, porque acá no solamente sufren los presos sino también las familias. El costo por enfrentar al régimen es muy alto, y el apoyo que se está recibiendo ‒que en los últimos tiempos ha crecido un poquito‒ realmente es mínimo en comparación con toda la impunidad que ha desplegado el sistema.

Entonces, en esta ecuación hay una desmesura entre el apoyo a la oposición interna, a la sociedad civil y al cubano en general, y el poder del régimen.

—Por lo que Ud. mencionaba hace un momento respecto al trabajo de Estado de Sats, comprendo que, de alguna manera, la propia represión del régimen los obligó a ustedes a convertirse en un grupo opositor. En Cuba existen varios grupos opositores, también los hay en Miami, por ejemplo, pero un factor importante es la falta de unidad entre ellos. ¿No cree Ud. que sea necesario lograr cierta unidad, al menos de acción, por parte de la oposición para lograr un cambio real en Cuba?

—Hay que entender cómo se ha llegado al momento que estamos viviendo. En el año 2010 coincide la excarcelación (licencia extrapenal) de los prisioneros del Grupo de los 75, el movimiento blogger en Cuba se incrementa, empieza un nuevo reimpulso a la prensa independiente, aparece también Estado de Sats… Te puedo decir que han existido instantes en los que la colaboración o la coordinación ha sido mucho mayor. Te mencionaría, por ejemplo, la campaña Por Otra Cuba, que fue en el 2013, con el tema de los pactos internacionales de derechos humanos; ahí se agrupó casi toda la oposición, muchísimos activistas, periodistas independientes, la sociedad civil, pero por acciones desacertadas y, tengo que decirlo, no solamente acá al interior sino desde el exterior, acciones desde grupos o actores de influencia del exterior, esa coordinación fracasó.

Después vino el proceso del deshielo donde no se le pedía absolutamente nada al régimen cubano. La lógica del trabajo que se venía haciendo en Por otra Cuba quedó a un lado, los pactos quedaron a un lado, y eso trajo una polarización entre quienes estaban a favor de esa política en la que se le entregaba todo al régimen y no se le pedía nada, y quienes decíamos que había que pedirle condiciones al régimen para cualquier tipo de proceso que existiera.

A partir de eso se fue polarizando el escenario de la oposición y, desde mi perspectiva, en los últimos tiempos parte de lo que ha polarizado más este escenario, dentro de la oposición, es la intervención de agendas, que están en el exterior, con individuos o grupos que estamos acá al interior, y que tienen una influencia o un rebote hacia la dinámica que se da en la oposición. Creo que todo eso debe revaluarse porque estamos en un momento crítico, el régimen está trabajando con tremenda ferocidad y si no hay una revaluación, una discusión abierta, pues no vamos a lograr esta coordinación de la que tú hablas.

No obstante, sí debo mencionarte que hace apenas unos meses se firmó un Compromiso Democrático, que representan los puntos básicos en los que una gran parte de actores al interior de la Isla, principalmente, estaríamos de acuerdo en cuanto al proceso de lucha y después de transición. Este documento da idea de que no existe tal disgresión, sino que hay, por una parte, que rebasar o tratar de encontrar cómo movernos a pesar de la represión del régimen ‒que dificulta mucho esto de coordinaciones y articulaciones‒ y, por otra parte, tenemos que tratar de seguir ampliando ese compromiso y los puntos que pudieran ayudarnos a coordinar.

Pienso que no va a existir esa unidad que se idealiza muchas veces. Esa aseveración de que José Martí, por ejemplo, unió a todos los cubanos es falsa, porque Martí unió a quienes querían independizarse de España; nunca logró mezclar a los independentistas con los autonomistas o con los anexionistas. Martí logró unir en cuanto a un objetivo, que era sacar a los españoles de Cuba.

Es un punto que debe debatirse más para que exista más claridad y para que entendamos cuál es el escenario que tenemos al interior de la Isla.

—Este Compromiso Democrático, ¿qué alcance real ha tenido hasta la fecha?

—Realmente, no el alcance que quisiéramos porque, si bien en esos puntos coincidimos muchos actores, para lograr llevarlos adelante se necesita una ayuda determinada; una ayuda en el plano político, económico, de los recursos para trabajar… y no estamos disponiendo de ese apoyo. Y eso lo tenemos que repetir una y mil veces.

Los venezolanos han dicho y reiterado: solos no podemos, y toda la comunidad internacional lo ha entendido, lo ha apoyado, el gobierno de los Estados Unidos ha tenido un avance, un empuje tremendo, lo vimos ahora con la visita a Washington de Guaidó. En el caso de nosotros los cubanos, hemos estado diciendo durante años: no podemos solos, no podemos solos… y la respuesta no ha sido la misma. Espero que los propios cubanos que están en el exterior presionen en este sentido, así como los distintos gobiernos democráticos, no solamente el de Estados Unidos, tenemos en la región ahora el gobierno de Duque (Colombia), de Bolsonaro (Brasil), en Paraguay y en Uruguay hay otros gobiernos que pueden ser afines a nuestra causa y que no nos están brindando la ayuda que podrían. Los cubanos hemos estado muy solos y, sobre todo, la oposición interna ha estado muy sola.

—¿Esa es su valoración del estado actual de la oposición en Cuba, o sea, están solos?

—Creo que estamos bastante solos. Lo que me brinda optimismo es que la población cada día está hablando más, se está manifestando más, está más frustrada… La obligación que tuvo el régimen de aceptar internet, un poquitico más de internet ‒que para nada es suficiente y extremadamente caro‒ ha abierto un nuevo escenario que ayuda y empuja en la dirección de tener más seguidores y adeptos. Lo estamos viendo; cuando antiguamente uno salía a la calle, la gente se podía acercar pero con cierto recelo, hoy la gente se acerca con más familiaridad, te saluda, te dice que apoya tu causa, o te piden alguna información; y eso está ocurriendo a un ritmo bastante acelerado y da una muestra, un indicador, de por qué el régimen está preocupado con el escenario interno.

Lo que más optimismo me brinda es lo que está ocurriendo con el cubano en general.

(Primera parte de la entrevista realizada por Camila Acosta a Antonio Rodiles)

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