
Cuba atravesará un año crucial.
El régimen, personalizado en Raúl Castro, intentará afincar su herencia en un escenario nada amigable. La acumulación de sanciones norteamericanas los arrincona frente a una economía en total bancarrota. Nada funciona en este país excepto la propaganda, el control y la represión.
Para intentar salir de esta crisis no pretenden dar pasos hacia la democracia y la liberalización. Están enfocados en trabajar junto a regímenes autoritarios que retan a los EUA. Jugando en el tablero de la geopolítica y construyendo en lo económico vías tangenciales que incluyen tráficos y evasiones de los mercados formales, a nivel internacional.
Lo anterior implica que tendrán que ofertar más facilidades y garantías a esos actores de rapiñas que solo buscan depredar. Lease, “empresas” chinas, rusas, iraníes, turcas, entre otras.
Al interior, una economía de compinches que responden con total lealtad, bajo estatutos de mafia corporativa. Esta variante resulta más factible para ellos que el florecimiento de pequeñas y medianas empresas privadas.
La estructura del poder ya está concluida: familia castro, seguridad del estado, aparato militar, partido comunista, poder popular; todo dependiendo de la bolsa del supra ministerio o emporio militar GAESA, que maneja ahora también el sector estatal de la economía a través del “primer ministro” a la cabeza del consejo de ministros.
La dificultad del diseño reside en la obtención de los recursos para mover esta maquinaria de poder. Sin ellos la estructura no funciona.
Estamos en un momento con similitudes a los años 90’s. El castrismo no está ahogado pero la ruta que han planteado hacia el neocastrismo está llena de incertidumbres.
Los cubanos que deseamos la libertad debemos comprender lo crucial del momento. Hay puntos críticos en la historia y su solución define décadas por delante. Estamos frente a uno de ellos.
La represión del régimen ha sido y será implacable pero debemos reconocer que la falta de: apoyo en lo político, recursos y medios a quienes estamos en el terreno, de profesionalidad, de seguimiento de una visión general y estratégica, ha hecho naufragar proyectos y nos ha llevado a oscilar entre euforias (chorros de adrenalinas) y decepciones.
Estado de Sats, entre otras cosas, pretende ser parte de dinamizar y sincerar el escenario opositor, promoviendo un debate político audaz y responsable. Nos planteamos echar a un lado: falsas expectativas, simulaciones o cualquier forma de demagogia.
Llegar a muchos cubanos con un discurso centrado en nuestra realidad, propositivo y serio, que muestre un perfil político más allá de campañas improvisadas o de agendas sin anclaje en el terreno. 2020 será sin dudas un año de retos y trabajo intenso.