Los Lineamientos y la nueva estructura económica-social cubana

El documento sobre los lineamientos de la política económica y social busca trazar un nuevo diseño de la sociedad cubana. Este nuevo diseño plantea una economía esencialmente separada en tres sectores claramente diferenciados:

1) Grandes empresas. Este segmento contempla en lo esencial a los renglones con mayor rentabilidad. Aquí se incluyen el sector del turismo, las nuevas zonas económicas (Mariel), sector de las telecomunicaciones, transporte, explotación del níquel, cadenas de tiendas comerciales.

a) Empresas estatales. Es importante señalar que dentro de las grandes empresas estatales incluiría a las fuerzas armadas y el ministerio del interior. Ambas instituciones controlan en la actualidad muchas de las empresas más redituables. En los últimos años, a diferencia del papel que desempeñan estos ministerios en muchos países, estas instituciones se han comportado como corporaciones.

b) Empresas mixtas con capital foráneo. Aquí está excluido el capital cubano. Uno de los países que está mostrando un mayor interés en realizar inversiones con rentabilidad a largo plazo es Brasil. Es evidente que Brasil está apostando por un futuro cambio en las relaciones entre Cuba y los Estados Unidos y está buscando posicionarse para ese momento, de ahí el gran interés mostrado en la zona del Mariel.

2) PYMES.

a) Cooperativas (colectivismo regional). Sectores de la industria ligera, servicios, producción de alimentos. Aquí se usará la modalidad de usufructo en la que el Estado mantiene la propiedad de las empresas, mientras le permite cierta independencia a sus usufructuarios. Hasta este momento no es claro bajo qué régimen fiscal operarán.

b) Estatales locales. Estas empresas estarán ligadas a los gobiernos locales y dispondrán de una mayor autonomía. La existencia de estas empresas dependerá de la rentabilidad.

3) Microempresas (pequeños timbiriches). Pequeñas manufacturas, pequeños restaurants, casas de renta, oficios. Tasas impositivas extremadamente altas, limitaciones para contratar mano de obra, otras restricciones que no permitirán el crecimiento natural del sector.

El Estado mantendrá el control sobre los servicios profesionales, lo cual incluye el envío de profesionales a otras naciones. Estos profesionales continuarán recibiendo solo una pequeña parte del salario que originalmente reciben de sus empleadores.
Hay dos puntos claves mencionados en el documento que nos muestran la estrategia de este nuevo diseño:

1) “La política económica en la nueva etapa se corresponderá con el principio de que sólo el socialismo es capaz de vencer las dificultades y preservar las conquistas de la Revolución, y que en la actualización del modelo económico, primará la planificación y no el mercado” [1]. En el documento no se hace referencia a que se entiende exactamente por socialismo, en el marco del nuevo diseño económico-social.

2) “No se permitirá la concentración de la propiedad” [1]. Este es otro aspecto cargado de interrogantes. ¿Se refiere solo al sector de las microempresas? O también se refiere a los monopolios estatales y grupos empresariales.

Un aspecto que resulta muy llamativo en el documento es la nula referencia a los mecanismos de transparencia en esta nueva estructura económica. No existe una sola oración que nos refiera en qué forma el ciudadano cubano puede verificar los gastos del gobierno, monto de las inversiones nacionales y foráneas, estados financieros de las empresas y ministerios, incluyendo a las FAR y el MININT.

Esta hoja de ruta busca, sin lugar a dudas, acercarse en el mediano y largo plazo al modelo de “socialismo de mercado” experimentado en China y Vietnam, pero con marcadas limitaciones. Las diferencias fundamentales van dirigidas al tema de la empresa privada y la inversión nacional y extranjera. En el caso de China, la inversión de los chinos de la diáspora fue crucial, mientras que en nuestro país la sola mención de este factor constituye un tabú. El modelo planteado está visiblemente marcado por el temor de perder el control en el proceso de cambios, así como por un fuerte lastre ideológico, que sigue frenando las transformaciones necesarias del país.

En los últimos tiempos, dentro de la isla, han tomado cierto auge diferentes tendencias que promueven un “socialismo renovado”. Algunas de ellas tienen como paradigma social, un sistema que se rija por una estructura al estilo del 2do segmento descrito anteriormente. Producto del fracaso del socialismo de Europa del Este y de la profunda crisis que afronta el país, estos grupos abogan por menos centralización y por una estructura de poder más horizontal. Sin embargo no renuncian a la visión colectivista como estructura esencial de la sociedad cubana, es decir buscarían un colectivismo a micro escala. Este pensamiento continúa mostrando un rechazo al crecimiento de las empresas y capitales privados para los cubanos, y al desarrollo pleno de las libertades individuales. Es muy importante señalar, que estas nuevas visiones ya no fijan el fin de la historia en el sistema comunista, o al menos es un punto al que no se hace referencia.

Me gustaría hacer mención de un dato aparecido en el número más reciente de la revista The Economist sobre el desempeño de las empresas privadas en China: en una conferencia en noviembre pasado Zheng Yumin, quien se desempeña como secretario del partido comunista para el departamento de comercio de Zhejian, mencionó que en la actualidad hay 43 millones de compañías en China, de las cuales 93% son privadas y emplean 92% del total de la fuerza laboral [2]. Estas estadísticas muestran la necesidad de permitirle tanto a las pequeñas, medianas y grandes empresas privadas, jugar el papel que le corresponde en la economía de cualquier nación.

Un diseño como el propuesto en los lineamientos constituye sin lugar a dudas un sesgo al crecimiento y desarrollo de la nación, tanto en el aspecto social, económico y político, pues plantea fuertes constricciones a la iniciativa individual, un elemento básico de toda sociedad contemporánea. Si bien hay un paso de avance en la búsqueda de la descentralización y la posibilidad de nuevas formas de propiedad, es importante que los cambios se realicen a profundidad con una visión a largo plazo y no que terminen convirtiéndose en una camisa de fuerza para la sociedad.

En pleno siglo XXI es esencial analizar el desarrollo de las naciones como un proceso que no solo se refiere al sector económico, sino que engloba varios aspectos sociales y políticos desde una visión más holística. Las sociedades se estructuran como sistemas de multiniveles y en cada uno de los niveles sus “building blogs” o elementos básicos deben tener la posibilidad de establecer un orden espontáneo. Esta asociación espontánea garantiza que propiedades como la emergencia, puedan cumplir su función o sea, el sistema genere nuevas formas que no se obtienen como la suma de sus partes constituyentes.

En 1999 James D. Wolfensohn ya planteaba un nuevo marco integral para analizar el desarrollo en términos de tres factores [3]:

1) Desarrollo de Instituciones sociales ( sistema de gobierno, sistema judicial, instituciones financieras y programas sociales)

2) Condiciones humanas: educación y salud

3) Infraestructura física: agua, energía, transporte y protección ambiental.

En la misma dirección, un reciente artículo escrito por Francis Fukuyama y Brian Levy [3] busca establecer los elementos esenciales, o “Building Blogs”, que componen una estrategia de desarrollo, valorando a este como el sistema de multiniveles que es. Los elementos que ellos establecen son:

1) Crecimiento económico.

2) Desarrollo de la sociedad civil.

3) Constitución del Estado.

4) Instituciones políticas democráticas, incluyendo ambas, un estado de derecho y un sistema electoral democrático.

Analicemos en más detalles estos cuatro elementos que sin dudas crean el suelo necesario para que una nación pueda mostrar un dinamismo social pujante:

1) El desarrollo social lleva implícito el crecimiento económico, pues este último proporciona la posibilidad de mejores condiciones de vida, tanto a nivel individual como de nación. El crecimiento económico también brinda potencialmente, que tanto los individuos como el Estado puedan disponer de recursos para desarrollar sus proyectos. Para el caso específico del Estado, estamos hablando especialmente de aquellos proyectos que a su vez permitan un crecimiento a largo plazo como: los tecnológicos, de infraestructura, entre otros. El crecimiento económico va sin dudas de la mano del ejercicio de la libertad económica, la cual es una condición necesaria, si bien no suficiente, para el establecimiento de una sociedad próspera.

2) La sociedad civil es el motor que genera no solo nuevas estructuras sociales, sino también impulsa la renovación de las instituciones estatales logrando que estas se ajusten a las crecientes demandas sociales. La retroalimentación entre la sociedad civil y el Estado debe ser un factor que juegue a favor del desarrollo de las naciones. Una sociedad civil vigorosa solo se produce cuando los individuos tienen la posibilidad de interactuar en un marco de pleno respeto a las garantías individuales, regido por un estado de derecho. Todo Estado debe garantizar el ejercicio de las libertades económicas y políticas, y nunca debe convertirse en una camisa de fuerza de la sociedad. La sociedad civil contemporánea debe ser vista como un entramado de redes con altísima conectividad, formado desde el individuo como entidad, hasta estructuras sociales más complejas, ya no solamente enmarcadas en un contexto nacional sino transnacional.

3) Un Estado efectivo debe tener como principal objetivo el establecimiento de la ley y el orden a través de un estado de derecho. Esto garantizaría el marco propicio sobre el cual descanse la dinámica social, en la cual exista un gobierno de las mayorías pero con un respeto total hacia las minorías. Solo así es posible que los individuos puedan gozar de los beneficios que le reporta pertenecer a una nación. La constitución del Estado es en sí mismo un proceso multidimensional [4], empieza por la capacidad de concentrar el poder coercitivo de un territorio y pasa por la capacidad administrativa y de oferta de servicios eficientes, así como el control de la corrupción. El control por parte del Estado, de la ley y el orden es una condición necesaria para que el país funcione como entidad. En la actualidad la visión de Estado nación ha comenzado a desdibujarse con la aparición de uniones supranacionales. Es muy importante señalar que en esta perspectiva un Estado efectivo no es un Estado grande y es la contraparte de un Estado totalitario.

4) El establecimiento de instituciones políticas democráticas juega un papel esencial en cualquier estrategia para el desarrollo. La creación de mecanismos de transparencia, el establecimiento de leyes que eviten la competencia desleal y los monopolios son sin dudas elementos básicos para crear una sociedad dinámica. Cualquier sistema que se base en el establecimiento de monopolios ya sea estatal o de grupos privados, amparados o no en instituciones de gobierno, estarán condenando al país a un fracaso en el largo plazo. Nuestra economía es un claro ejemplo de cómo el monopolio estatal termina ahogando la iniciativa individual y logrando altos niveles de ineficiencia e inoperancia. Otros casos como el de México muestran el resultado de una economía basada en la combinación del monopolio estatal asociado a grupos de intereses. Esta nefasta combinación terminó creando en el país azteca lo que en su tiempo se le llamó “una dictadura perfecta”. Las instituciones estaban completamente al servicio de grupos específicos y el país estaba muy lejos de funcionar como un estado de derecho. Se mantenía un débil estado de legalidad, que respondía a los intereses de los grupos de poder. Es necesario que entendamos el crecimiento del crimen organizado, carteles de la droga, como un resultado directo de la falta de credibilidad democrática.

Para comenzar un proceso de transformaciones en nuestro país, se debe ante todo contemplar todos los elementos que tomarán parte. Tomando en cuenta el análisis previo, resulta evidente que una estrategia de desarrollo implica cambios más abarcadores a niveles más profundos. Todas las transformaciones deben ir destinadas a impulsar mecanismos más eficientes que estimulen la dinámica social, buscando un apoyo directo en nuestra experiencia y la de otras naciones.

Hay tres puntos que pueden constituir la base para estas transformaciones. Esta base garantizaría un proceso de desarrollo a mediano y largo plazo y nos evitaría pasar por situaciones innecesarias y dolorosas. Estos tres elementos son:

1) Establecer un marco legal donde queden establecidos en forma clara y transparente los derechos sobre la propiedad privada, así como la capacidad que tienen los ciudadanos ya sea a título personal o de asociación de hacer uso de sus bienes con fines privados, comerciales y sociales. Es esencial el establecimiento de la empresa privada en una amplia gama de sectores de la economía.

2) Emprender una modernización del Estado, que tenga como objetivo principal la creación de estructuras descentralizadas y democráticas. Contemplar dentro de este proceso, entre otras, una reforma tributaria y los correspondientes mecanismos de fiscalización y transparencia; buscando el mejor balance entre el funcionamiento del mercado y las responsabilidades sociales contraídas por el Estado.

3) Insertar a nuestro país en el proceso de modernización y globalización que rige al mundo contemporáneo. Inserción que conlleva un libre flujo de información, libertades para el movimiento de personas así como una apertura a la inversión, estimular especialmente a los cubanos tanto los que residen dentro como fuera de la isla a ser partícipes del proceso de renovación.

A modo de conclusión me gustaría hacer un comentario final. Partiendo de la visión de que la sociedad es representable como la unión de entramados de redes, que habitan en diferentes niveles, y que responden a estructuras y dinámicas diferentes, es entonces posible entender por qué preestablecer una hoja de ruta, como la propuesta resulta muy insuficiente.

El mundo contemporáneo nos muestra que las sociedades ya no pueden ser vistas solo como realidades nacionales, sino que debemos entenderlas como entidades transnacionales, lo cual agrega aún más complejidad a estos sistemas. La creación de nuevos niveles en esta estructura dependerá de la capacidad de autogenerarse a partir de un orden espontáneo y de su interacción con el entorno. El resultado de esa dinámica no es ni siquiera predecible por lo que planificar su surgimiento y posterior evolución, resulta cuando menos utópico. Nuestra aspiración debe ser establecer estrategias que faciliten y estimulen ese orden espontáneo como elemento generador y dinamizador de la sociedad y garantizar la existencia de una sociedad abierta. Es este el punto donde difiero completamente de los modelos planificados y colectivistas, pues estos sin duda terminarán ahogando la capacidad de autogeneración de los sistemas.

Bibliografía:
1) Lineamientos de la política económica y social.
2) Bamboo Capitalism. Mar 10th 2011. The economist.
3) Bar-Yam, Yaneer. Making Things Work. Knowledge Press.
4) Fukuyama, F. Levy, B. “Development Strategies”