El legado económico de Raúl Castro se decide este año

En el que se supone sea el último año de su presidencia y en plena recesión por primera vez en una década, Raúl Castro tiene ante sí un complejo escenario de desafíos económicos que enfrentar.

Castro, con fama de ser un gobernante pragmático, aspiró a mejorar el estado en que su hermano, el fallecido Fidel Castro, dejó la economía cubana al cabo de varias décadas en el poder. En el 2010 decidió impulsar una “actualización del modelo económico” que incluiría cambios para descentralizar el gobierno y la administración, expandir el sector privado y las cooperativas y aumentar la productividad. El gobernante y sus ministros se encargaron de negar que se trataba de una reforma.

“Nadie piense que vamos a ceder la propiedad, la vamos a administrar de otra forma”, dijo ese mismo año el entonces Ministro de Economía, Marino Murillo.

Siete años después, es evidente que los cambios — lentos y boicoteados por la burocracia partidista y gubernamental — no han podido sacar a la isla de su precaria situación, incluso con un boom del turismo, en un ambiente más favorable de “normalización” de relaciones con Estados Unidos y Europa.

Los analistas coinciden en que él tiene más capital político que su sucesor para tomar decisiones económicas difíciles — fue Raúl Castro quien decidió restablecer las relaciones con su archienemigo, EEUU, y volver a pagar la deuda externa cubana, dos decisiones en las antípodas de su hermano Fidel — pero muchos de los problemas económicos de Cuba están interrelacionados y el momento puede no ser bueno para medidas drásticas, especialmente con la relación con el nuevo presidente Donald Trump todavía en el aire. Pocos expertos apuestan a que Castro impulsará más cambios en su último año.

“Ojalá y se comiencen a aplicar algunos de los cambios estructurales que han quedado pendientes. Pero me da la impresión que la prioridad este año será tratar ajustar los gastos y manejar la recesión y la crisis de balanza de pagos y financiera que ha dejado la disminución de los intercambios con Venezuela”, comentó el economista Pavel Vidal, profesor de la Universidad Javeriana en Colombia.

…me da la impresión que la prioridad este año será tratar ajustar los gastos y manejar la recesión y la crisis de balanza de pagos y financiera…

Pavel Vidal, economista

Quizá Castro, de 85 años y quien prometió retirarse como 2018 de la presidencia del Consejo de Estado y de la jefatura de gobierno, prefiera dejar lo más dificil — y lo que requiera más energía — a su supuesto sucesor, el primer vicepresidente Miguel Díaz-Canel, de 56 años.

El opositor cubano Antonio Rodiles mencionó “la clara falta de liderazgo” actualmente en la isla en una reunión con la junta editorial de el Nuevo Herald. “Raúl Castro está ahí por inercia”, dijo. Puede que el mandatario simplemente esté viviendo al ritmo que él mismo impuso a los cambios: “sin prisa, pero sin pausa.”

Hay problemas, no obstante, que deberá solucionar con cierto apuro.

Para este año, el gobierno cubano volvió a proponer un crecimiento económico del 2 por ciento, una cifra aparentemente basada en el crecimiento sostenido del turismo, el aumento de los precios del petróleo, la confianza en el mantenimiento de cierto nivel de suministro de petróleo por parte de Venezuela y un estímulo fiscal de 11,500 millones de pesos en gasto público.

No obstante, el modelo diseñado por Vidal, autor de un índice para medir el desempeño de la economía cubana, indica que el Producto Interno Bruto cubano continuará contrayéndose y en números negativos (entre -1.4 y -0.3 por ciento) en 2017.

“La reforma había prometido un crecimiento del PIB de 5.1%, luego se ajustó a 4.4%, y lo cierto es que en el período 2008-2016 el crecimiento promedio ha sido de apenas de 2.3 por ciento”, comentó Vidal. “Nueve años de reformas del presidente Raúl Castro no bastaron para darle el dinamismo prometido al crecimiento económico cubano, una tarea que a estas alturas ya sabemos que quedará pendiente para las próximas generaciones de líderes cubanos”, agregó.

No creo que Raúl Castro va a hacer nada significativo en el tiempo que le queda…

Carmelo Mesa-Lago, economista

“Creo que Raúl tiene muchos retos, no puede dejar el país en recesión”, opinó el economista cubano Omar Everleny Pérez Villanueva, pero al mismo tiempo, comentó debe enfrentar una serie de asuntos díficiles, más temprano que tarde.

Entre los desafíos que enfrenta Castro, en el que podría ser su último año al frente del gobierno, se destacan:

▪ Retornar al crecimiento económico

El año pasado, la economía cubana se redujo en casi un uno por ciento y entró en recesión, principalmente por la profundización de la crisis económica en Venezuela, principal benefactor exterior de Cuba.

El turismo es uno de los pocos renglones en expansión. El año pasado Cuba dio la bienvenida a un récord de 4 millones de visitantes internacionales, y el ministro de Turismo, Manuel Marrero, dijo recientemente que el número de turistas aumentó un 15 por ciento en los primeros dos meses de este año, en comparación con el anterior.

Pero Cuba necesita aumentar la capacidad hotelera y mejorar su infraestructura, para lo que está buscando activamente socios extranjeros. Tras el entusiasmo inicial, aerolíneas estadounidenses han cancelado sus rutas a Cuba o reducido sus vuelos y los viajeros se quejan de los altos precios y la poca calidad del servicio.

Es posible también que la zafra azucarera alcance los dos millones de toneladas este año, “pero todo dependerá del clima, y de que no surjan problemas organizativos ni falta de caña. El resto de las industrias no acaban de despegar, con la excepción de los productos farmacéuticos y biotecnológicos”, comentó Pérez Villanueva, quien cree que la proyección de un dos por ciento de crecimiento es “muy ambiciosa”.

Especialmente crítica fue la disminución en el valor de las exportaciones de servicios profesionales — sobre todo médicos — principalmente a Venezuela y Brasil. Se calcula que el valor de dichas exportaciones puede haber caído casi un 18 por ciento entre el 2014 y el 2015, dijo Carmelo Mesa-Lago, profesor emérito de economía en la Universidad de Pittsburgh.

“La caída en la exportación de servicios en el 2016 estuvo en el entorno de los 1,200 millones de dólares, especialmente por la situación de pagos de los médicos cubanos por parte de Venezuela, por su situación interna”, estimó Pérez Villanueva. Como el gobierno se queda con la mayor parte del salario que le pagan a los médicos en el extranjero, estas “exportaciones de servicios” son una importante fuente de ingreso.

▪ Manejar la incertidumbre en su relación con Venezuela

Expertos estiman que el envío de petróleo venezolano se redujo a una cifra entre 55 mil y 70 mil barriles diarios el año pasado.

Desde julio del año pasado, las entregas de petróleo de Venezuela se han reducido hasta en un 60 por ciento, dijo Jorge Piñon, el director del Latin America and Caribbean Energy Program de la Universidad de Texas, aunque Cuba podría estar recibiendo petróleo venezolano a partir de otras fuentes. “También hemos visto un aumento en las entregas a Cuba desde ubicaciones en las Antillas Neerlandesas y Aruba, donde la petrolera Venezuela, PDVSA, posee o arrienda refinerías”, dijo.

La disminución de los envíos de petróleo de Venezuela también ha reducido a la mitad la producción en la refinería de Cienfuegos manejada por Cuvenpetrol S.A., una empresa mixta entre ambos países. Aún así, el petróleo continúa llegando a la red energética cubana aunque desde el verano pasado se implementaron recortes en la electricidad y el combustible para las empresas estatales.

▪ Reunificar la moneda y aumentar los salarios

Los cubanos viven en un país con doble moneda: una en la que se pagan los salarios estatales (el peso cubano) y otra, mucho más cara (el CUC, a razón de 25 pesos cubanos por un CUC), en la que se venden los productos en las tiendas y funciona el turismo. Las empresas estatales operan con ambas y para complicarlo todo, existen varias tasas de cambio. Acabar con estas distorsiones en la economía ha sido un objetivo del gobierno de Castro por varios años.

“Pero hay un problema. En 2016, el déficit público fue del 7.3 por ciento, y debido a la difícil situación económica ya han tenido que imprimir dinero”, dijo Mesa-Lago. El déficit presupuestario puede ser aún mayor este año —quizá del 12 por ciento, lo que generaría más inflación, agregó.

“No estoy descontando [un avance en] la unificación monetaria este año pero el momento no es bueno”, opinó. Castro, “no puede hacerlo todo en año, la diferencia de 25 a 1 es muy grande”.

El contexto tampoco parece propicio para un aumento significativo de los salarios estatales, lo cual también aumentaría la inflación. Economistas y sociólogos se han referido a la “pirámide invertida” en Cuba: un chófer de un taxi privado puede ganar mucho más que el mejor cirujano del país. En el 2015, el poder de compra del salario medio — 688 pesos al cierre del 2015, según publicó el diario Granma — era apenas el 62 por ciento de lo que se podía adquirir en 1989, estimó Mesa-Lago, quien ve “muy dificil” un aumento en los salarios este año.

▪ Atraer inversión extranjera

En los últimos años, desde Castro hasta sus ministros, han reiterado que el país necesita inversión extranjera para desarrollarse, unos $2,500 millones anuales, según sus propios estimados. El último portafolio de oportunidades de negocios tiene 395 proyectos de empresas mixtas.

Sin embargo, desde que se aprobó la nueva ley de inversión extranjera en el 2014, las inversiones apenas han llegado a los $1,300 millones.

Diplomáticos, empresarios e incluso congresistas estadounidenses en contra del embargo, coinciden en que Cuba debe reformar su sistema legal para permitir el control a los inversores extranjeros, ofrecer mayores garantías legales, agilizar la firma de los contratos y autorizar la contratación directa de los empleados —actualmente solo pueden hacerlo a través de una agencia estatal cubana.

Internamente, también se escuchan demandas para la creación de una ley de empresas que permita legalizar los negocios de los llamados “cuentapropistas”. Castro “tiene que acelerar la firma de más acuerdos con inversión extranjera, debe aprobarse la ley de empresas, tiene que crear bases para el avance de la pequeña y la mediana empresa privada y cooperativa”, opinó Pérez Villanueva.

Pero el proceso ha sido muy lento y el pasado Congreso del Partido Comunista significó más bien un freno a estas expectativas: la legalización de las pequeñas y medianas empresas quedó recogida en un plan de desarrollo a concluirse en el 2030. La implementación de los “lineamientos” del PCC que guían la “actualización” económica no supera el 30 por ciento.

El freno es el miedo es a cualquier medida que pueda desestabilizar políticamente el país.

Como ha sido durante los gobiernos de los hermanos Castro, “predomina la lógica política sobre la económica”, dijo Mesa-Lago. “Aún así, el gobierno cubano a veces puede actuar de manera impredecible. No creo que Raúl Castro va a hacer nada significativo en el tiempo que le queda, pero apoyará a Díaz-Canel en la realización de reformas en el futuro”.

No creo que Raúl Castro va a hacer nada significativo en el tiempo que le queda…

Carmelo Mesa-Lago, economista

Un detalle que no puede perderse es que Castro probablemente se mantendrá en la posición política más influyente en Cuba, la de primer secretario del Partido.

“Es difícil predecir qué se avanzará este año, hay mucha lentitud”, comentó Pérez Villanueva. “Creo que el sucesor será el encargado de destrabar o darle otra velocidad a los cambios” que inició el actual gobernante. Las miradas ahora estarán pendientes de la primera sesión del parlamento cubano a mediados de julio, “para saber realmente hasta dónde fue capaz de llegar la administración de Raúl”.

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