
Adrián Sosa
La prensa cubana se caracteriza por la ineficacia. García Márquez alguna vez escribió que el periodismo cubano era uno de los más aburridos del mundo. El colombiano detectó la enfermedad, pero no encontró las causas, para él era algo inexplicable.
Es llamativo el editorial del diario Granma del 9 de marzo sobre la visita del presidente Barack Obama a la isla. Hay muy poco de novedoso en el mismo. Pero es necesario tratar el tema pues apunta al enfoque que el régimen desea darle al acontecimiento y a las relaciones con los Estados Unidos.
Quien lea el texto y conozca los discursos de Raúl Castro no sabrá diferenciar donde se encuentra lo autentico de la opinión del diario. Luego de una marejada de lugares comunes, con el consabido recuento histórico, el editorial deja la impresión que el gobierno asume la visita con un bajo perfil. Evitan calificativos como ¨hecho histórico¨, ¨ acontecimiento trascendental ¨ empleados por el sistema cuando desea sobredimensionar los hechos.
En el pasado, las visitas de figuras como Leonid Brezhnev y Ceaucescu fueron magnificadas de esa manera.
El editorial remarca que el proceso de normalización transcurre por una sola senda. Se encarga de confesar que el sistema cubano ni remotamente piensa implementar cambios. Pretende alcanzar de la contraparte sus reclamos y de este lado que todo siga igual. Según el órgano del Partido Comunista de lo que se trata es del respeto a las diferencias.
Ahora no deja en claro cómo es posible que Estados Unidos mantenga el diferendo si desmonta toda su política hacia la isla. De alcanzarse esto último, pronto Washington y La Habana tendrían posiciones similares en el tema Cuba. Pero el viejo lobo verde olivo lo que pretende es cambiar de dentadura, pero no su índole.
El texto afirma que la parte cubana no piensa renunciar a ¨ninguno de sus principios¨ entre ellos su lectura particular de los derechos humanos.
Lo único, en apariencias, novedoso es la declaración de que el régimen de La Habana continúa apoyando a Nicolás Maduro. Al introducir el tema Venezuela, en el contexto de la visita presidencial, se da por sobreentendido que se puede estar tratando dentro de las negociaciones con los Estados Unidos. Si en algún momento la actual administración norteamericana ha pensado en una Cuba más favorable en la región, las palabras del diario desvanecen las ilusiones.
En estos momentos la mayoría opositora en el Legislativo venezolano enfrenta la resistencia del ejecutivo y el poder judicial. Al régimen de Maduro solo le queda dar un golpe a la Asamblea apoyándose en el poder judicial, o utilizando la fuerza. Cualquier acción en contra del poder Legislativo será ostensiblemente antidemocrática, por lo cual es necesario contar en el exterior con gobiernos aliados o incapaces de reaccionar ante los hechos consumados.
Mientras tanto en la isla, continúa la descalificación a los opositores. Para quienes gobiernan en Cuba la palabra debe estar asociada a un ala del Partido Comunista que, de antemano, responde a las directivas del máximo orientador. Si alguien ha pensado en una posible oposición afín al régimen, las palabras del editorial no dejan lugar a dudas.
A pesar de que se ha anunciado por la Casa Blanca un encuentro de Obama con la disidencia, el órgano del gobierno prefiere pasar por alto el tema. De seguro a estos ¨defensores del respeto a la diferencia¨ no les resulta nada grata la reunión. La denominada ¨tolerancia¨ defendida por los gobernantes cubanos solo es aplicable en la política exterior.
En lo domestico, los periodistas y activistas políticos independientes y Las Damas de Blanco son víctimas de la más brutal represión.
El régimen seguirá apostando en el continente y en el mundo por cualquier opción antidemocrática. Esta es la esencia del mensaje que contiene el editorial del diario Granma dedicado a la visita de Barack Obama. Quienes pretenden ver un sistema capaz de enmendarse, se equivocan. Los Castros seguirán prefiriendo el control a las urnas, la represión a la libertad de expresión.
A la Dirección del diario Granma se le puede enviar un consejo gratuito, no que mejore el estilo periodístico, eso sería pedir peras al olmo, pero sí que tengan más cuidado con la extensión de los editoriales. En un futuro quizás nos llegue un ejemplar del periódico donde la columna editorial sea más extensa que el diario. Tanta palabrería demuestra la preocupación en las esferas oficiales y el inmovilismo señala la fragilidad del sistema, el cambio más mínimo puede tener el efecto dominó. Ante esta realidad los Castros apuestan por seguir ahí, el diario Granma siempre tendrá una versión delirante del desgobierno.
La historia enseña que mientras más acentuada es la soberbia de los tiranos, más dura y traumática es la caída de las dictaduras.